Por Angel Rivas
Hormiga chicatana, chapulines, jaiba, chichilo negro, nanche y café son ingredientes protagonistas de la región costera oaxaqueña. Dentro del Sexto Wine Festival en Huatulco, del Secretes Resort & Spa Huatulco, una amalgama perfecta entre ellos dio como resultado un menú a maridar con vinos de Baja California en el restaurante Castaways.
Alan Sánchez, Bryan Cárdenas y César Vázquez son los tres chefs parte del Colectivo Huatulco. Un trío que trabaja en conjunto para reunir sus talentos e ideas y crear platillos con identidad oaxaqueña.
Para esta cena tomaron los elementos mencionados para integrarlos a propuesta más modernas e ingredientes de otras latitudes, por ejemplo un humus, un tartar, un solomillo de res de cocción muy ligera o para integrar un postre de varias capas de sabores.
El maridaje con las etiquetas de la bodega Casta de Vinos corrió a cargo de la sommelier Claudia Horta, certificada por el organismo londinense WSET y esposa del bodeguero.
“Fue interesante trabajar con los chefs porque el menú se hizo en función de los vinos y no al revés. Hubo cambios en cómo se hicieron los platillos, pero se reordenaron los ingredientes.
“El primer vino fue un rosado, Pitaya, que está elaborado con Grenache y que nace como un tributo a una amiga mía que muere por cáncer de mama. Una parte de su precio está destinado para apoyar a mujeres en tratamientos”, señaló Horta.
La etiqueta por su frescura y toques frutales se combinó con un tartar tropical de jaiba.
Cardón es una mezcla de Syrah, Cabernet Sauvignon y Mourvedre que por su intensidad media se unió a un calamar relleno de un cremoso de hormiga chicatana, ingrediente que se vuelve abundante en la presente temporada de lluvias.
Casta de Vinos Cabernet Sauvignon tiene la astringencia (tanicidad) y fortaleza necesaria para haberse unido a un solomillo de res en chichilo negro cuyas texturas armonizaron con el cuerpo que otorgó el vino. Esta etiqueta acaba de ser condecorada en el Concurso Mundial de Bruselas 2018 entre más de 9 mil vinos.
Finalmente, el postre siguió con otro tinto elaborado por la hija del matrimonio al frente de la bodega. El Casta de Vinos Ruby Cabernet es un vino que lleva una variedad muy desdeñada en el Valle de Guadalupe, pero que logró encontrar una agradable expresión en este vino.
Su frutalidad se maridó con un imperio oaxaqueño, un postre con palanqueta de almendras, pan de elote, mousse de nanche, miel de agave y toque de café con cardamomo. Un festín para el paladar.
El gran reto de hacer un maridaje con vinos de variedades tintas tuvo un resultado positivo. Quedo demostrado que dos regiones apartadas, Oaxaca y Baja California, pueden ir de la mano.