Las flores mexicanas representan un excelente detalle para halagar a alguien especial, ya sea para decorar su mesa o como ingrediente de una receta que deleitará su paladar. Desde siempre, el uso de las flores en la mesa y la cocina ha formado parte de las tradiciones mexicanas.
México se distingue por su amplia oferta de flores, entre ellas rosa, tulipán, gerbera, girasol, orquídea, lilis, gladiola, dalia y clavel que proceden principalmente de los estados de México, Puebla, Morelos, Veracruz y la Ciudad de México.
La de mayor producción es la rosa con más de 7 millones de gruesas al año; alrededor de un millón de gerberas, más de 160 mil gruesas de girasol; de orquídeas alrededor de 2 mil gruesas y casi 225 mil plantas de tulipanes, indican datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).
Las flores son un detalle natural que combinan con la mesa y la cocina. Resulta común que se sirvan sopas, platillos salados, ensaladas, cocteles, infusiones y hasta postres adornados con flores, su delicado aroma y textura enriquecen el sabor y agregan colorido y belleza a las recetas.
La gastronomía mexicana destaca por el uso de flores como la de calabaza, jamaica y manzanilla, tradición que ha retomado su auge en la cocina moderna. Entre las flores comestibles también se encuentran la de malva, de azahar, de mejorana, caléndula, borraja, begonia, tulipán y rosa.
Muchos son los platillos de la cocina mexicana que se preparan con flores. Ahí están las enchiladas de jamaica o el agua fresca que se elabora con esta misma flor, o la sopa de flor de calabaza, las famosas codornices con pétalos de rosa de “Como Agua Para Chocolate”, pollo en salsa de flor de cempasúchil, sin olvidar las flores de colorín con las que se pueden hacer deliciosas tortitas que tienen un sabor semejante a la carne, y todo tipo de quesadillas y dobladitas rellenas de flor de calabaza y otros manjares.
Desde España llegaron a nuestro país las hermosas rosas de Castilla las cuales se integraron no solo a la decoración de las majestuosas casas de los colonizadores, también a la cocina y así nacieron las frescas y aromáticas nieves típicas o en bebidas e infusiones a las cuales les agregan un exquisito aroma.
No podemos olvidar que de los magueyes también se han obtenido exquisitas y excepcionales flores que se han integrado a la cocina mexicana, como la biznaga con la cual se pueden elaborar postres deliciosos, o las flores de maguey que surgen del centro de la planta con un sabor muy parecido al pollo y que se usan en sopas o ensaladas.
Como infusiones y hasta remedios con flores, son también parte de nuestras tradiciones mexicanas que desde hace miles de generaciones se han venido usando. Para curar el insomnio, para dolores de estómago, y cientos de padecimientos más.
Su uso en platos en frío ayuda a conservar la frescura de este elemento, además de tener en nuestra cocina una guía de las flores que es posible integrar a las recetas ya que se utilizan las de procedencia orgánica y generalmente sólo se consumen los pétalos.
En la decoración de postres y pasteles, se pueden utilizar los pétalos de pensamiento, violeta, rosa y tulipanes, elementos que dan textura y brindan un toque estético a los platos.
México genera más de 7 mil toneladas de jamaica al año, siendo el estado de Guerrero su principal productor; mientras que la producción de flor de calabaza es una de las opciones más rentables e importantes a nivel nacional.
Si bien el uso de las flores ha regresado a las mesas con mucho mayor énfasis de unos años para acá, no es algo nuevo ni moderno, ya que han sido parte de las tradiciones mexicanas desde épocas milenarias.
*Datos y estadísticas proporcionadas por Comunicación Social de la SAGARPA.