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Tourist Home Cafe: La simple rebeldía de ser honesto.

por Carlos Dragonné
Por: Carlos Dragonné

Uno de los más grandes restos para restaurantes en ciudades a las que viajo es la dinámica de cambio y el mercado que está en constante evolución, como cualquier sociedad. Adaptar las ideas para poder satisfacer una comunidad en constante aprendizaje es lo que puede cerrar cocinas e, incluso, carreras. Ahora imaginen eso en una ciudad universitaria, con un mercado que va cambiando cada cierto tiempo. La respuesta: mantenerte lo más fiel posible a lo que te vio nacer. Bienvenidos a Flagstaff. El menú de hoy se sirve en Tourist Home Cafe.

Tourist Home

Este espacio es parte de una tradición mucho más profunda en Flagstaff. Vecino de sus dos lugares hermanos y con un espacio que se ha mantenido prácticamente intacto por décadas en donde trabajadores venían a relajarse y divertirse a finales del siglo XIX y principios del XX, Tourist Home es uno de esos pedazos de autenticidad que sobresalen en una industria culinaria cada vez más ávida por sorprender con cosas que, a veces, ni la propia cocina entiende.

El aroma de un café extraordinario me da la bienvenida al subir los escalones y cruzar la puerta de entrada a un espacio abierto con barra al centro donde las primeras notas de un espresso doble ya empiezan a decirme que parece que he llegado al lugar correcto.

Creado a partir del éxito de dos negocios anteriores, Tourist Home ha encontrado en la cocina honesta y franca un concepto que me regresa la fe en que la exploración culinaria está hallando el camino de regreso a casa y a los orígenes que tanto parecían perdido. Porque no existe mayor declaración de honestidad que platillos que parten del amor por el sabor que nos remite a la infancia.

Me atrevo a decir que uno de los dos puntos más fuertes de este lugar -y ahorita hablaremos del otro- es la panadería, hornos de donde salen galletas y variedades de pan de esos que apapachan el cuerpo en una mañana en la que amanecimos por debajo de los cero grados y que nos va calentando desde dentro entre sabores de chocolate, avena, crema de cacahuate y mantequilla.

Y es en este punto, un día antes de terminar mi viaje por Arizona, que Tourist Home Cafe me deja en claro la mayor lección de este destino del vecino del norte: a pesar de que pensemos en Arizona como un desierto, la cultura de granjas e ingredientes es, sin duda, uno de los más grandes arraigos que existen.

Es cuando entiendes por qué la cocina sabe distinta. Si bien el concepto Farm to table tiene sus orígenes en California y el gran boom en la costa este, la realidad es que Arizona -como otros estados- lo ha dominado desde antes de que fuera una moda o un elemento de la descripción culinaria de un destino. Aquí es sólo una forma de vida. Es su forma de vida.

Con ya un poco de café de los molinos de Firecreek Coffee en el cuerpo y convencido de regresar antes de tomar carretera a la mañana siguiente, me decido por los platillos que me darán fuerza para mi día en Walnut Canyon, así que dejo que un Sandwich de los básicos de este lugar se encargue del asunto. Urgente decirles que, tras diez días por aquí, he encontrado los dos mejores cafés de todos mis viajes por Estados Unidos tanto en Firecreek como en Press Coffee Roasters de Scottsdale.

Mientras sorbo un tercer espresso, reparo en las botellas de vino y las latas que están a la venta detrás de la barra y Lori, gerente y un cúmulo de historias sobre maneras de enamorarse de Flagstaff en cualquiera de sus estaciones, me cuenta sobre proyectos de colaboración artesanal entre viñedos y cervecerías, entre cocineros y granjeros que Tourist Home impulsa como parte no de una moda pasajera, sino de una cultura vibrante.

Estas colaboraciones son no sólo un elemento de diversión para quienes las realizan, sino resultados de una filosofía por dejar de maquillar lo que la tierra está dando para ponerlo en manos de los consumidores. Es cuando entiendo que es el sentido de comunidad lo que le da fuerza y sustento a una ciudad como Flagstaff. No puede ser de otra forma cuando gran parte de tu vida gira en torno a la cambiante dinámica y vorágine universitaria de un campus en el que miles de personas llegan y se van conforme las estaciones del año van cambiando.

Por ello el reto de la evolución para satisfacer un mercado cambiante parecería, incluso, ajeno a Tourist Home. En una industria que está queriendo reinventar cada ingrediente llevado al plato, es esta cocina de honestidad con un sabor impecable hasta una declaración de rebeldía en la cocina. Porque, al final del día, ellos saben algo que parece que a veces olvidamos y que es bueno que nos lo recuerden.

Más allá de lo que se quiera inventar, la realidad es que como dijera el maestro Paul Bocusse, sólo existe un tipo de cocina: la buena cocina. Y no siempre llega en manteles largos. A veces nos abraza en la barra de un café en el que, al salir, descubro que no sólo fue un desayuno para aguantar el día, sino una escala menos en la búsqueda de lo que la cocina es y que entre tanta parafernalia parece que olvidamos. A eso sabe la comida de Tourist Home Cafe: a lo que siempre tendría que ser.


Si andan con ganas de ver dónde desayunar o comer en alguno de sus viajes, no olviden checar nuestra sección de Los Sabores del Mundo.

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