Por Elsie Méndez @sabormexico
Dio inicio el verano y con el torrenciales lluvias en la ciudad de México que lo único que invitan y motivan a hacer a uno es estar en casa sin tener que sufrir por el trafico y no poder disfrutar de las terrazas que hay en muchos de los restaurantes de la ciudad, así las cosas decidimos pasar la tarde con buenos amigos con quienes compartimos el gusto por la gastronomía y sobre todo por los buenos vinos.
Y siguiendo los consejos de mi amiga, maestra y experta sommelier Georgina Estrada (@ginasommelier) que me dijo alguna vez: “los buenos vinos se toman en cualquier momento y no hay que esperar eventos especiales o grandes ocasiones para tomarlos, que tal que no sucede nada el resto del año y se quedan ahí guardados, no señor”, les hable a varios amigos y en menos que canta un gallo ya estábamos todos muy puestos y listos para disfrutar el encuentro.
Nos fuimos al mercado de San Juan para seleccionar los manjares que acompañarían a los vinos que tenia preparados para esa tarde: Mas Elena Parès Baltà, Montenegro Crianza, Cune Imperial Reserva, Aliwen, Abadal 5 y Minotauro, una selección que ameritaban bocadillos que enaltecerían los aromas y sabores de estos vinos y por ello nos tomamos nuestro tiempo mientras leíamos las fichas técnicas para que nos dieran una idea del tipo de ingredientes con los que irían mejor cada uno de ellos. De regreso a la casa, nos pusimos a trabajar en los platos mientras otros preparábamos la mesa para esa tarde que se vislumbraba muy buena con todos esos manjares.
Debo confesar que cuando tengo una reunión donde presentare varios vinos recurro a mis amigos sommeliers y expertos para decidir el orden de los mismos y poder seguir una secuencia correcta del mas suave al mas robusto y fino, pero en esta ocasión nos dejamos llevar por nuestros instintos y lo que nuestra experiencia o gustos en uvas nos dictaban, porque hay que ser honestos muchos somos gente que gusta de los buenos vinos pero no somos expertos y lo importante es probarlos y disfrutarlos.
En esta reseña no esperen notas de cata rebuscadas y complicadas, intentare darles mis experiencias al probar estos vinos desde el punto de vista de alguien que están en el proceso de aprendizaje y de conocer mas sobre vinos pero sobre todo de la búsqueda de cómo disfrutarlos mas, lo que hice y les recomiendo a todos es buscar en los sitios de internet sobre ellos, las notas de cata y fichas técnicas que nos ayudaran a conocer mas sobre el vino que vamos a tomar y eso nos dara una mejor perspectiva de cómo servirlos y que alimentos armonizarán mejor con ellos.
Comenzamos con Aliwen Reserva Cabernet Sauvignon y Syrah, de origen chileno y con una de mis uvas favoritas, la Syrah, nos pareció un vino ligero y suave aunque las notas y fichas técnicas lo mencionaban como un vino potente, y para algunos de los presentes les pareció correcto para quienes inician en este largo aprendizaje del vino, lo disfrutamos con unas tostadas con queso camembert y unas gotitas de miel encima.
Continuamos con el Mas Elena Parès Baltà de la región de Penedés, y lo que primero nos llamo la atención de este vino fue que es orgánico el cual se elabora con 4 uvas procedentes de diferentes parcelas y viñedos, Merlot de dos viñedos, Cabernet Sauvignon de otra parcela y Cabernet Franc de una cuarta parcela. Sonaba interesante y diferente y resulto una gran sorpresa para todos, un vino equilibrado entre la fruta y la madera que nos resulto suave y persistente, a este vino lo acompañamos con un dip de queso azul con crema y albahaca morada en trozos de pan artesanal, un gran inicio para la tarde.
Abadal 5 Merlot un vino interesantísimo ya que es elaborado con 5 clones de uva Merlot procedentes de Francia, Italia y California, vinificados en cada viñedo por separado y criados en seis tipos de barricas distintas, todos estábamos a la expectativa de como podría resultar un vino así. Por supuesto es un vino complejo, el cacao fue el aroma que todos pudimos reconocer al instante en nariz y en boca carnoso, sabroso. Este vino provocó que muchos esperaran a la segunda copa para hacer la prueba con comida porque por si solo era una delicia y tal vez muchos, como yo, deseaban disfrutarlo solo antes de hacer la prueba con lo que para todos resultaba la mejor compañía de lo que teníamos a la mano, un carpaccio de res y con unos quesos mas maduros en trozos.
Dimos paso al vino mexicano, Minotauro, de la misma bodega que hace Fauno un gran vino mexicano que también me gusta mucho. Minotauro se elabora con las uvas Nebbiolo, Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Zinfandel. Las notas de tabaco y los frutos rojos maduros como la ciruela son los aromas que predominaron entre los que estábamos presentes, y la acides y los taninos los encontramos balanceados aunque tenia una permanencia en boca media y otros la lograron percibir un poco mas larga. Pero aquí lo importante es que al degustar tantos vinos diferentes y algunos de ellos de gran trayectoria da gusto encontrar vinos mexicanos que pueden valorarse y sentirse bien. Una selección de carnes frías preparadas al estilo tapas y condimentadas de sabores intensos fue un buen acompañamiento.
Llego el momento de los grandes cortes, comenzando con un porterhouse termino medio para el cual decidimos ir por el Montenegro Crianza, de uva Tempranillo, potente, sabroso, invitaba a seguir tomándolo, los sabores que notamos fueron los de frutos negros maduros y dejaba un retrogusto largo. Ojalá hubiéramos tenido mas botellas pero bueno todavía teníamos uno mas a la mesa.
Cerramos con un Cune Imperial Reserva, un vino exquisito, ese de grandes ocasiones, para grandes carnes, por eso lo dejamos para los medallones de búfalo que preparo mi marido, elegante desde que uno lo ve en la copa con esos destellos de rojo granate y que a nariz todos hicieron silencio para darle el tiempo y concentración que merecía, café, tabaco, fruta confitada, y en boca, amable, un posgusto largo, que también hizo que muchos esperaran a la segunda copa para ir a la cocina y servirse el plato de carne para ahora si hacer la armonía.
La conclusión de la tarde fue clara, grandes amigos reunidos por el solo hecho del placer de vernos y poder compartir la mesa y saber que el mejor momento es cuando uno lo desea y lo provoca, porque en la espera los vinos pueden convertirse en vinagre y perder su verdadera esencia.