Hay algo decadente en el tema de viajar a un destino que muchos han criticado con el concepto de “El Disneylandia mexicano”, y bajo lo cual, incluso han caído en el facilismo de desacreditarlo como una especie de whitewashing de la cultura mexicana. Pero dejemos algo en claro desde el primer momento. Xcaret no es un museo o parque documental informativo. Es un hotel. Un parque y sí… un parque de diversiones. Si están buscando una visión intelectual de la cultura maya, están en el lugar equivocado. Pero si lo que buscan es uno de los mejores hoteles en términos culinarios y de all inclusive que hay en México, puede que estén en el lugar correcto. Bienvenidos a Hotel Xcaret Arte.
Xcaret Arte tiene nuevo Chef Ejecutivo.
Entremos por un asunto primordial. Carlos Hannon llegó hace unos meses después de haber estado muchos años al frente de negocios culinarios en muchas partes del mundo como Director Operativo de un cocinero mexicano que, por principios, en este blog no se menciona. Digamos que Carlos era la parte buena de ese empresario. Es bueno poder hablar más de Hannon y menos del personaje en cuestión ahora. “Y tenía un par de días de la llegada cuando me aplicaron un ‘te tienes que aventar un festival’ y no sabía ni por dónde empezar”, cuenta Hannon divertido en medio del caos controlado que ha sido esta edición de Apapaxoa, Festival Gastrocultural 2024.
Invitados de todo talante —algunos a los que no vi más que en posters en el lobby, pero seguro anduvieron en eventos privados— llegaron a esta gigantesca propiedad de la Riviera Maya y por cinco días se impusieron como el nuevo evento académico-lúdico-culinario de México. ¿Oficios Gastronómicos? ¿Qué es eso? Y con todo respeto a ese otro evento, la realidad es que hay algo que no puede igualarle nadie a lo que está sucediendo en Xcaret: el presupuesto y el poder de convocatoria que tiene una empresa que ha demostrado, hasta el cansancio, que cuando quiere hacer las cosas no hay quien los pare.
Xcaret como generador no sólo de empleos, sino de industria.
En una cena hace meses en casa, platicando con un gran amigo periodista de turismo —de esos reales, no los que vendían chambritas y viajaban con el Instagram abierto buscando seguidores—, platicamos sobre el esfuerzo y trabajo hecho por el arquitecto Quintana Pali en su marca. Yo, ignorante de la evolución de Xcaret en los últimos 24 años —la última vez que había ido fue, literal, en el siglo pasado—, le decía que, si bien le creía su visión, no dejaba de preocuparme que ésta fuera sesgada por el natural trato distinto que recibe alguien de su trayectoria y figura. Vaya… nunca será lo mismo viajar como Juan Pérez que como alguien reconocido en los medios de la industria.
Así que acá vine. Aprovechando las relaciones y conversaciones con colegas y amigos para ser parte del festival como uno más de la audiencia. Pero también para entender el hotel desde la perspectiva de un huésped más.
“Una vez más eres el Señor Méndez”, ríe ella, mi cómplice perfecta, cuando en la reservación que está a su nombre terminan asumiendo que ella se cambió el apellido. Se ha convertido en un recurso de comedia en este matrimonio viajero. Pero sin caer en la ingenuidad de que habrá cenas en las que recibiremos trato especial —las del festival, específicamente—, mi visión está puesta en entender una cultura de trabajo en la que descubro a gente que lleva años en la compañía, algunos de ellos, toda su vida laboral. Algo siempre tendrá de exitoso un proyecto cuando generas ese tamaño de lealtad.
La propiedad de este viaje: Hotel Xcaret Arte.
Y es aquí cuando descubro sin tapujos que el presupuesto no es problema para este grupo. Los restaurantes de esta propiedad —una de las tres en este complejo apenas unos kilómetros delante de Playa del Carmen— son joyas gastronómicas por sí mismas, al menos los que tuve oportunidad de probar. No, contrario a lo que puedan poner colegas de otros medios, no todo fue magnífico y delicioso —por estadística no se puede, aunque los estómagos agradecidos insistan en ello—, pero tampoco puedo juzgar porque la cena que salió mal y que terminó por enviarme al puesto de tacos que aparece por las noches fuera de “Deseo”, el centro nocturno de Hotel Xcaret Arte fue una de las cenas especiales del festival y no el menú normal del restaurante.
¿Qué sí probé y qué no probé en Hotel Xcaret Arte?
No hubo mucho tiempo de probar mucho. Las cenas del festival me traían en un ir y venir de cuidar el ayuno y la comida que uno se mete. Pero pude probar Arenal, Cantina VI.AI.PY., Mercado de San Juan como experiencias normales; y en las cenas o eventos especiales, me tocó ir a Encanta, Chino Poblano y el brunch en Las Cuevas —este en Hotel Xcaret México—, así que puedo darme una idea de lo que estamos hablando cuando mencionamos la gastronomía de Xcaret.
El éxito radica, según los poco entendidos, en los nombres de un colectivo culinario (así le llaman) que arman las experiencias de Xcaret. Nombres que reconoceremos constantemente porque son de lo mejor que hay en México. Jonatan Gómez-Luna, Martha Ortiz, Alejandro Ruiz, Roberto Solís, los hermanos Rivera Río, Mao Montiel… todos bajo el mando de Carlos Hannon. Sí… hay algo del éxito ahí. Pero creo que lo mejor está en los cocineros locales, en los que son de casa al 100%, en el enorme talento sin nombre que en las cocinas día a día, junto a Hannon, están encargados de hacer que todo salga perfecto.
Ahí es donde Xcaret Arte destaca. No sólo se trata de que firmen o no los menús nombres fundamentales de la gastronomía. Se trata de que los estándares de calidad no se muevan, no cambien. Eso es trabajo de todos los días y de estar constantemente mejorando los procesos y entendiendo que la defensa de la imagen culinaria no está en los que posan para portadas de revistas, firman autógrafos y se abren paso entre gente que quiere la fotografía al finalizar la conferencia. El éxito está en el control de un monstruo operativo. En México, este tamaño de éxito y calidad, de constancia y garantía en un hotel lo he visto sólo una vez en el trabajo que hace Gerardo Rivera.
¿Es un festival la forma de conocer Xcaret Arte?
Complicada pregunta. Porque si algo tiene Xcaret son eventos casi todos los meses. De una o de otra forma están siempre ofreciendo diferentes experiencias que tienen que ver con el núcleo de su filosofía, de su marca y el mensaje que están queriendo mandar. Así que si es septiembre, por supuesto pueden esperar festivales nacionales, octubre de muertos, noviembre revolucionarios y así podríamos movernos en el calendario.
¿Cuánto cuesta ir a Xcaret Arte?
Aquí es donde podremos entrar en un debate según los gustos de la gente al viajar. Yo casi no soy de encerrarme en un hotel. La principal razón tiene que ver que me aburro de la oferta culinaria muy rápido. Eso en Xcaret Arte no sucede. Sacando cuentas y proyecciones, en un viaje de cinco noches puedo comer y cenar en un lugar distinto cada día. Y eso sin tomar en cuenta el inevitable día que pido a la habitación para juzgar si vale la pena. Así que en eso estamos cubiertos.
Cinco días para dos personas haciendo el ejercicio en Booking para viajar entre el 23 y 28 de septiembre —bueno, uno quiere celebrar su cumpleaños— me aparece ya un total de 90,630 que puede subir hasta 158,000 si uno quiere una de las suites con vista al mar. Pero, teniéndolo tan cerca, ¿en serio alguien quiere gastar por verlo cuando caminando llegas?
El número puede sonar alto. Es un gasto promedio por persona de 500 dólares por persona por noche. Hotel Xcaret Arte no es barato pero no sólo es el tema del hospedaje o los restaurantes. El concepto All Fun Inclusive incluye también entrada a todos los parques de la marca, lo que también incluye la transportación a ellos. Xcaret, Xel-Ha, Xplor, Xoximilco, Xenses, Xplor Fuego, Xavage, Xenotes. ¿Ven? Ya cambia la cosa. Claro que si su plan es sólo venirse a quedar en el hotel, puede que les parezca alto —pero justificado y créanme que lo vale—, pero si le suman el asunto de entretenimiento, les garantizo que no les da tiempo de conocer todo. Y, por lo tanto, es una propiedad que lo vale.
Xcaret Arte es una propiedad para descubrir y varios viajes pendientes.
El tema con estos hoteles es que uno no termina de descubrirlos o disfrutarlos en un solo viaje. También es un hecho que el perfil de viaje es distinto al del que tenemos cuando pensamos en las palabras “All Inclusive”. Pero Xcaret Arte —y por consiguiente Xcaret México— es otro tipo de All Inclusive. All-Fun Inclusive va más allá y cumple con la expectativa. Y miren que en este viaje ni siquiera pude ir a los parques. Creo que ese será un buen pretexto para reservar en septiembre, porque, ¿quién dijo que no es buena idea celebrar el cumpleaños en el Caribe?
