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Vinos rosados, los compañeros perfectos de las tardes de verano

por Sabores de México

Por José Sandoval.

El calor en algunas ciudades en México puede desencadenar reacciones diversas, sin embargo, tratando de rescatar lo positivo, no hay como la experiencia de compartir una charla entre amigos, o mejor aún entre dos, en una cálida tarde en la terraza de un restaurante mientras el calor sofocante se convierte lentamente en una corriente de aire tibio, todo esto acompañado con un buen vino blanco, espumoso o rosado que refresque al grupo de amigos, o a una pareja al cobijo de una sombrilla.

Los vinos rosados han sido incomprendidos: despreciados por los «tintocéntricos» y mirados con suspicacia por los amantes de los vinos blancos.

Los vinos rosados han sido unos vinos incomprendidos en el mercado local, ya que algunos empresarios de vinos comentan que en Europa son la bebida común para los veranos.

Despreciado por los “tintocéntricos” (término acuñado por Benjamín en su blog Gota a Gota) y mirado con suspicacia por los amantes de los vinos blancos a lo largo de los años, este tipo de vino se ha visto marginado, lo cuál resulta paradójico para uno vino que puede ser el más versátil de todos.

Sin duda habrá quien difiera de esta opinión, pero los vinos rosados son muy flexibles, en lo personal creo que son muy adecuados para los paladares que vienen incursionando con los vinos. Dejando de lado el hecho de que generalmente son económicos, éstos rosados amigos son mucho más frescos y afrutados que cualquier tinto, y algunos tienen un poquillo de azúcar residual que los hace menos extraños para las personas que no están moldeadas a los vinos secos.

Funcionan excelentemente como aperitivo, yo en lo particular en mis reuniones a la hora de la comida, el primer vino que ofrezco a los invitados es una copa de vino rosado bien frío, y siempre me han correspondido con una sonrisa y una frase similar a: “está bueno eh!”.

Sobre el maridaje los vinos rosados van muy bien con ensaladas, sobre todo aquellas que vienen aderezadas con salsas y vinagretas de frutas.

Cómo he aprendido que los mejores vinos son aquellos que uno descubre, acepté la recomendación y vaya que si fue una grata sorpresa.

Imagínese usted, en una terraza resguardado del sol, rodeado del calor estival y llevándose al paladar una ensalada de lechugas con rebanaditas de fresa, trocillos de blue cheese, cubiertos con un aderezo de frambuesa y percibiendo en el paladar una sinfonía de sabores contrastadas en texturas con crujientes trocitos de nuez, todo acompañado de frescos sorbos de un vino rosado, uf!… el paraíso en la tierra.

También el vino rosado puede ser armonizado con platos de aves o pescado poco condimentados y algún osado los ha sugerido con mole, yo preferiría un molito con un tinto especiado y corpulento, pero acá como en todo lo que se refiere al vino, es totalmente subjetivo y cuestión de gustos. Usted no se detenga, y haga sus propias experiencias.



Y hablando de experiencias, en alguna cata en casa de una amiga me sugirió que probara un Pinky Chick Rosé 2008 de la bodega eslovena Pullus de la región de Ptuj.

Cómo he aprendido que los mejores vinos son aquellos que uno descubre, acepté la recomendación y vaya que si fue una grata sorpresa.

Llama la atención desde la etiqueta, una sensual silueta femenina definitivamente muy lejos de las litografías de los Chateaux, resulta una divertida y atrevida presentación al consumidor.

Y no puedo menos que recomendarlo para todos aquellos y aquellas que buscan un vino sin complicaciones que resulte agradable, fresco y tentador.

El Pinky Chick Rosé elaborado en base a Pinot Noir y Blauer Koelner(¿alguién había leído de esta variedad?, yo no hasta ahora), además ha ganado una medalla de plata en el Concours Mondial de Rosé en Cannes, Francia.

En copa presenta un agradable color salmón, límpido y brillante. En nariz se perciben notas florales y a fresa roja fresca. En el paladar tiene un ataque suave, llena la boca de sabores agradables a fruta, presenta una acidez bien integrada y tiene un final medio muy interesante con remiscencias a frutas ligeramente amargo pero que no lastima ni incomoda el paladar.

El Pinky Chick Rosé será muy bien recibido por sus comensales, con o sin experiencia en vinos. No hay secretos: es un vino semi-dulce, pero que no resulta empalagoso y tan solo de 11.5% de graduación alcohólica.

Con certeza será el compañero idóneo para una reunión de amigos en estos días calurosos. Sorprenderá a aquellos que creen que conocen todos los vinos del mundo, recibirá el beneplácito de aquellos que no tienen tanta experiencia en vinos y será una de esas tardes que quedan impresas en la memoria, en el paladar y en el corazón.

Dr. Salsa
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1 comentario

Cátalo 27 de julio de 2014 - 17:31

Estoy de acuerdo contigo en el que los vinos rosados son unos grandes incomprendidos. Creo que tienen mucho potencial como para encasillarlos solo para éporcas de verano. Hablando con bodegueros te das cuenta que muchos prefieren el rosado por encima del blanco. En lo referente es este vino, no lo he probado pero la combinación suena bastante atractiva. 🙂

Saludos y felicidades por el post.

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