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Servicio del vino, ni muy muy, ni tan tan

por Sabores de México

Una duda que la gente tiene comúnmente es la temperatura a la cual servir el vino, ya que la frase “a temperatura ambiente” era muy común hasta hace por lo menos unas décadas.

Esto está muy bien cuando hablamos de una cava subterránea en un château de Burdeos cuya temperatura natural oscila entre los 12 y los 16º C, pero no aplica de la misma forma si nos encontramos en una playa acapulqueña o si estamos esquiando en las montañas durante un invierno suizo.

La temperatura es un factor sumamente importante para potenciar el vino a degustar. No sabrá igual un vino blanco servido a temperatura fresca que destaque su vivacidad, a un vino blanco tibio, que se verá mermado y aplastado dramáticamente.

En el caso de los vinos tintos, la gran mayoría se desenvuelve bien a temperaturas entre 16 y 18º C. Consideremos que el interior de un refrigerador doméstico se encuentra más o menos a 5º C, por lo que si guardamos un vino tinto en nuestro frigorífico durante unos 15 o 20 minutos previo a su servicio, esto hará maravillas para revivir un vino que estuvo reposando en su casa o en la tienda a unos 20 o 24ºC en promedio.

Hay tintos ligeros, jóvenes y frutales como los Beaujolais, que resultan exquisitos un par de grados más abajo, es decir entre 14 y 16º C.  Pero cuidado, un tinto demasiado frío va a cerrarse en aromas y en sabores, lo que dará como resultado un caldo plano sin mucho chiste. Por el contrario, si se sirve a mayor temperatura, la sensación de alcohol también será mayor lo que puede resultar desagradable.

La regla general para los vinos blancos es que deben servirse frescos, pero ¿qué significa fresco?

Si el vino blanco es costoso o bien está añejado en barrica, mostrará su mejor semblante entre 14 y 16.5º C. En el caso de vinos blancos más simples, menos costosos, o bien en un lugar caluroso (ya que el vino se calentará más rápido), lo mejor es servirlos entre 10 y 12º C.  Lo mismo se aplica para los rosados.

Para el champagne y la mayoría de los espumosos, se recomienda una temperatura muy fresca, es decir a 7º C, por lo cual lo ideal cuando no se cuenta con una cava con temperatura controlada, es mantenerlos en el refrigerador.

Los vinos de postre finos, como el Sauterns, van muy bien a la temperatura de los blancos finos, y los Oportos, destacarán mejor a la temperatura a la que serviríamos un tinto.

Y si se pregunta: ¿cómo voy a saber cuál es la temperatura adecuada? No se alarme, existen termómetros especiales para el vino que tal vez en un principio sean útiles, posteriormente, la mano y la experiencia serán el mejor medidor.

 

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