Por Elsie Méndez @sabormexico
Colorado es de esos destinos que los amantes de la naturaleza y la historia no pueden dejar de visitar, e incluso para quienes no somos muy aficionados a las actividades al aire libre, este estado de los Estados Unidos nos ofrece experiencias inolvidables que nos trasladan al pasado de una forma divertida. En cualquier época el año es perfecto visitarlo, pero claro está que hacerlo en la temporada invernal es aun más impactante. Tomamos las maletas decidimos hacer un viaje en tren por Colorado que nos llevaría por varios puntos del estado mostrándonos sus espectaculares paisajes, deliciosa comida, y nos ofreció momentos que llevaremos por siempre en la memoria.
El recorrido dio inicio desde Union Station en Denver, la cual tuvo una renovación total y el lugar resulta sorprendente (si visitan Denver no pueden perderse ir a la estación que ofrece lugares para comer, beber y hasta un hotel). Mientras daba la hora de decir “Todos a bordo!” Decidimos entrar a Snooze an AM Eatery el lugar perfecto para desayunar en grande, como solo los norteamericanos lo saben hacer. Yo que no soy muy buena para hacer desayunos con mucha comida, aquí rompí con mis costumbres y termine con un gran plato de huevos rancheros y metiendo el tenedor en los platos de mis amigos que tenían huevos benedictinos, pan francés, y toda clase de sabrosuras que acompañamos con jugos, chocolate y café. Un gran banquete y listos para tomar rumbo a Grand Junction, hogar de la zona de viñedos más importante de Colorado (se le denomina Wine Country a Grand Junction).
Durante el trayecto de Denver a Grand Junction tuvimos la oportunidad de admirar espectaculares paisajes, una y otra vez sacábamos la cámara pensando que ya teníamos la mejor toma, para unos segundos después darnos cuenta que eso era imposible. A nuestro paso se presentaban majestuosas montañas, el imponente caudal del rio Colorado, llanuras, valles, con tonos que iban del más verde, al verde cubierto de blanco y los tonos ocre, amarillo y café. El banquete fue para mis ojos…que sublime y hermoso puede ser que minuto a minuto 6 horas pasen volando porque en cada abrir y cerrar de ojos hay una nueva imagen que nos hace suspirar.
Grand Junction
Colorado es reconocido por ser el estado con mayor cantidad de cervecerías en todo el país, pero como lo marca la ley (en Estados Unidos se establece que todos los estados deben tener al menos un viñedo) aquí también se produce vino y Grand Junction es el lugar ideal para su elaboración y lo más importante, este es el lugar donde se encuentra el gran Monumento Nacional de Colorado.
Aunque el pueblo es pequeño hay mucho que hacer. Al bajar del tren nos dirigimos al hotel para dejar nuestras cosas e ir directamente al restaurante donde nos tenían preparada una gran cena en el 626 on Rood. Uno puede imaginar que en un lugar que se denomina el Wine Country existan buenos lugares para comer, pero este sobre pasa cualquier idea. Su valor más grande esta en su muy bien seleccionada cava y en la exquisita oferta que tienen por copeo y degustación, vaya, que viajo bastante para no asombrarme tan fácilmente, pero este lugar si supero todas mis expectativas. Como les decía, este restaurante cuenta con muy buenos vinos y sus degustaciones van en función del tipo de vino que se desea probar y variedades de diferentes partes del mundo. Su cocina es variada y de corte internacional con platillos muy bien logrados, y lo que resulta mejor es el uso de productos locales de temporada lo que le da mucha frescura y buen sabor a las preparaciones.
Dos cosas son imperdibles en Grand Junction: un paseo en bicicleta por el poblado visitando varios viñedos en los cuales se pueden tener degustaciones de los vinos que ofrecen y lo que yo considero es la joya de este lugar, el Monumento Nacional de Colorado (Colorado National Monument). Y vamos a ver, que cuando uno lee la palabra monumento se imagina algo así como una estatua o algo creado por el hombre, pero no es este el caso. El Monumento Nacional de Colorado encarna la grandeza del oeste de los Estados Unidos. Imponentes estructuras de piedra roja componen este parque que se puede visitar y admirar desde diferentes puntos con vistas impresionantes. Los recorridos son en compañía de los guarda bosques quienes nos fueron explicando lo que encontrábamos a nuestro paso como las plantas endémicas, las formaciones y los millones de años que se observan entre las rocas. Esto es lo ves y vives cuando decides viajar a lugares mas allá de lo convencional y conocido. Momentos sublimes ante la grandeza de la naturaleza.
Con el corazón exaltado y felices de haber podido tener ante nuestros ojos tanta belleza tomamos camino por carretera a Ouray, mejor conocido como la Suiza de América.
Ouray.
A Ouray la llaman la Suiza de America y con mucha razón. Sus 900 habitantes que te hacen sentir bienvenido, hace de la visita a este destino un verdadero placer. Entre sus muchos atractivos están los recorridos en sus montañas, aguas termales, visitas a las antiguas minas y hasta unos tacos que me recordaron a Ensenada preparados por tres mexicanos que ahi trabajan. ¡Ah! Y encuentros con Osos que por supuesto no esta la foto porque venia de la alberca de las aguas termales en traje de baño con botas y todos mis tiliches en la mano. Pero mi mente guardara por siempre en mi memoria el verlo ahi enorme y como me volteó a ver y salió corriendo…y yo lo mismo pero en dirección contraria!
Durante el tiempo que estuvimos ahí coincidimos con un festival que nos mostró la gastronomía de Ouray. Aquí el concepto de comida local tiene un significado literal ya que además de ofrecer alimentos y productos de temporada, en este lugar no hay cadenas de restaurantes y cada local o restaurante es operado por sus propietarios quienes se enorgullecen de ofrecer sus propuestas gastronómicas únicas y diferentes, y claro esta, incluye cervecerías donde además de aprender del proceso de elaboración de cerveza podemos probar creaciones que no están en el mercado nacional. En temas culinarios Ouray es realmente especial e irrepetible.
Silverstone
Este es el sitio desde donde se toma el famoso tren Narrow Gauge Railroad and Museum que utiliza vía estrecha, y es aquí donde comienza el viaje al pasado. Este viejo pueblo minero que ha pasado por todo tipo de vicisitudes a lo largo de los años, hoy es considerado un sitio histórico para dar a conocer la historia del viejo y lejano oeste norteamericano y a su vez mostrar los increíbles paisajes que se pueden admirar desde el tren en las montañas de San Juan.
Antes de tomar el tren de combustión de carbón con su flamante chimenea de vapor que va adornando el camino que se recorre desde Silverston hasta Durango; les recomiendo se den una vuelta por este pueblo que, cuando estaba a punto de desaparecer, el gobierno tomo manos en el asunto y junto con Durango han sido la locación de grandes y reconocidas películas como: La Vuelta al Mundo en 80 días, Viva Zapata o Denver y Río Grande. Sus pintorescas tiendas son un encanto y sus cafés repletos de momentos golosos con chocolates y wafles.
Nos movimos hasta la estación para aguardar la llegada del gran tren, entusiasmados por lo que habíamos leído y nos habían platicado ¿Sería como lo decían o aun mejor? Estábamos por descubrirlo.
Durango, un viaje al pasado del viejo oeste
Nada, nada de lo que les diga o cuente se podrá comprar con lo que uno puede admirar y vivir durante el recorrido de tres horas y media que dura este viaje. Una y otra vez me quede sin aliento al poder ver de cerca lo que las fotos no son capaces de captar, aun con la mejor lente del fotógrafo más reconocido, y es que su majestuosidad es indescriptible. Haré mi mejor esfuerzo para que se motiven y vivan esta magnifica aventura.
Como les decía, el Durango Train Narrow Gauge Railroad and Museum que en su momento se construyo para la transportación de pasajeros y carga por allá de 1880, tenía como objetivo el remolque de minerales de las minas de oro y plata de Silverston a Durango y a su vez deleitar a los pasajeros con los escenarios que ofrecen las montañas de San Juan.
Bajas en los metales, problemas en la economía nacional, guerras, enfermedades, y un terrible deterioro hicieron mella en el servicio del tren, primero rescatado por el gobierno y luego con la ayuda de Charles E. Bradshaw, Jr quien adquirió la rama de Silverston con lo cual se dio inicio a la reconstrucción de las vías, y maquinas que vieron de nuevo la luz del día. Actualmente el ferrocarril de vía estrecha continua proporcionando el servicio de trenes durante todo el año, ya que se han acondicionado los vagones y las máquinas para que puedan hacer los recorridos aun en las épocas más duras del invierno. Siguen utilizando únicamente carbón, las locomotoras son de 1923-1925 y se mantienen en su estado original. Cuentan con cuartos de baño privados y calefacción para el invierno, además de góndolas abiertas para poder tener vistas panorámicas de las montañas. Todo el personal esta vestido de época y existen varias categorías como el de lujo con bebidas incluidas y asientos asignados. OJO para antes de navidad esta el Polar Express que puede ser un gran regalo para los más pequeños de la familia en vísperas de Navidad.
Al llegar a la ciudad de Durango uno puede visitar el museo con una colección invaluable con piezas que fueron donadas y suministradas por las familias y trabajadores que nos llevan por la historia de la industria ferroviaria, especialmente por la linea D & RGW. El personal del museo realiza visitas privadas o para darnos todo tipo de información.
Cansados pero en extremo felices de haber sido parte de esta increíble experiencia tomamos camino al pueblo de Durango, el viaje al pasado aun no terminaba, especialmente en nuestro hotel.
El Strater Hotel es uno de los hoteles mejor conservados de la época del viejo oeste, el cual a su vez es un sitio histórico el cual hay que conocer cuando se visita Durango. Fue construido en 1887 por el farmacéutico de Cleveland Henry Strater quien creyó en la prosperidad que Durango tendría en aquellos años y vio la necesidad de abrir un hotel para recibir a todos los visitantes. Muchas de sus habitaciones fueron ocupadas por importantes personajes de la historia como Louie L´Amour, reconocido novelista que vivió muchos años en este hotel y en la habitación 222 escribió muchas de sus obras. Durante el siglo 19, los habitantes del pueblo cerraban sus casas y se movían al hotel para estar más cómodos. La misma situación que afecto a Silverston y Durango influyo para que este hotel pasara de una mano a otra hasta caer en las de Jentra y Earl Barker Jr. y hoy su hijo, Roderick E. Barker, es quien lleva el mando del hotel. En algún momento pensé que me toparía con alguna bailarina de aquellos tiempos o ver pasar por los pasillos a las personas de todas las épocas que anduvieron por ahí. No, no es que sea un hotel fantasma, pero la decoración y los detalles que lo adornan hacen que uno piense que entro a un túnel del tiempo y de pronto dejo el siglo 21.
Si bien Durango es una ciudad pequeña eso no implica que no este repleta de actividades y lugares de interés. Dependiendo de la época del año podrán gozar de actividades al aire libre durante la primavera y verano, admirar el otoño o divertirse en las zonas de esquí donde practicar los deportes invernales. Museos, parques, recorridos a ranchos, antiguas minas, aguas termales, y una muy buena oferta gastronómica hacen de Durango un destino con todo y para todos, con la característica de que entre sus calles se aprecia el cuidado a la arquitectura original de los edificios que la fundaron.
Un espectacular viaje al pasado con paisajes que llenaron mi mente de recuerdos que nunca olvidare. Colorado me dejo una vez más pasmada, enriquecida y me demostró cuanto tiene para descubrir. Más allá de los centros de esquí por todos conocidos, hay tantos lugares que la gente no visita y me queda la feliz tarea de compartirlos para que como yo, se dejen cautivar por este fascinante estado y sus destinos.
Para mayores informes visiten: http://www.colorado.com/espanol/trenes-historicos-y-escenicos y en el nombre de cada sitio que menciono esta la liga para que puedan organizar su viaje.