Por: @carlosdragonne
“¿Por qué haces dieta?”, me preguntaba un conocido hace un par de meses. Y es que sí, normalmente mi alimentación es lo que muchos llamarían “dieta”, pues busco estar alejado de los carbohidratos casi todo el año, no consumo alcohol, no como azúcar refinada –cosa que les recomiendo a todos ustedes empezar a hacer–, no tomo refrescos o jugos llenos de jarabes y cuánta cosa se puedan imaginar y me voy bastante ligero con los postres, lo que quiere decir que los consumo una vez al mes o menos. Y es que hay cinco días al año donde la dieta desaparece, los kilómetros corridos en cuanto gimnasio me encuentro en el camino toman sentido y donde me dejo llevar ante la indulgencia del exceso culinario. Eso pasa cada año en Las Vegas. La razón: Vegas Uncork’d.
Descubrí hace varios años este evento del que ya había escuchado mucho y al que puedo describir como la experiencia más cercana a una droga altamente adictiva en mi vida. Imaginen el escenario. Todos los chefs que tienen restaurante en Las Vegas –o casi todos, siendo justos, pues se limitan a los grandes hoteles de The Strip– se reúnen una vez al año por cinco días para agasajarnos con menús especiales, cenas, comidas, catas, talleres y experiencias enogastronómicas que sólo pueden encontrar en estos cinco días de aquelarre alimentario. Si ustedes son amantes de la gastronomía, este es el evento que tienen que apartar en sus calendarios. Y si, sumado a eso, han sido fieles seguidores de los llamados celebrity chefs, figuras de la gastronomía que han construido un mundo televisivo alrededor de ellos y que, a través del mismo, han impulsado sus imperios restauranteros, pues entonces no se qué están esperando para meterse a Internet, revisar fechas, apartar vuelos y hacer reservaciones de hotel.
Este año, debido en gran parte a la pelea de Floyd Mayweather y Manny Pacquiao, las fechas cambiaron y adelantaron dos semanas la celebración culinaria lo que, honestamente, afectó un poco al desarrollo del evento pues varios de los grandes nombres que estaban involucrados año con año no pudieron asistir debido a la apretada agenda que manejan. Nos faltaron Bobby Flay, Masaharu Morimoto, Joël Robuchon, Giada de Laurentiis, Buddy Valastro, Mario Batali y Wolfgang Puck, entre otros. También se extrañó la presencia de lugares que en los últimos 12 meses cerraron sus puertas lo que, en una ciudad tan cambiante como Las Vegas, pasa bastante seguido. Sin embargo, a pesar de estas ausencias, también hubo increíbles sorpresas y momentos irrepetibles en diferentes formas. Intentaré contarles un poco de algunas de esas experiencias.
Primero la gran fiesta de celebración del nuevo lugar de Julián Serrano: Lago. Y este fue el primer paso a una experiencia que pareció no salir del tema, al menos en lo personal, pues esta aproximación a la cocina italiana del afamado chef español que ahora suma este restaurante a Picasso en el Hotel Bellagio, fue un buen tentempié de bienvenida a lo que se viviría esta semana. Lago es un lugar al que cualquier amante de la buena comida tiene que ir. Además de un diseño de interiores espectacular que, estoy seguro, le valdrá un reconocimiento por una o varias de las tantas firmas de diseño que reconocen los trabajos de la hospitalidad, la cocina italiana a través del paladar de Julián Serrano hace que no podamos dejar de apuntarlo como un imperdible de repetir para nuestra próxima visita en junio.
Ya entrada la noche me tocó el primer evento oficial de Vegas Uncork’d 2015. Una noche llamada Tequila and Tacos with the Two Hot Tamales en Border Grill del Caesar’s Palace. Susan Fenniger y Mary Sue Milliken se han hecho de un nombre con una cocina del suroeste de Estados Unidos con una fuerte influencia de cocina mexicana y este evento fue la muestra de lo que han abrazado como su propia cocina. Entre tacos de barbacoa, pescado, pollo, sopecitos, ceviches, croquetas de quínoa y margaritas para disfrutar, este evento transcurrió con música de mariachi, guacamole, arroz con leche y churros para mostrar por qué Fenniger y Milliken se han convertido en un básico de la ciudad del pecado con su restaurante tanto en Caesar’s Palace como en Mandalay Bay. Así, con José Alfredo Jiménez de fondo mientras salía del restaurante, alcancé a escuchar las notas mientras me alejé caminando por los pasillos de Forum Shops. No, no tomé taxi. Porque algo había que hacer para poder bajar la comida, así que desde Caesar’s hasta el MGM Grand aproveché para disfrutar la noche de Las Vegas y, sí… un poco quemar las calorías recién empacadas.
Por supuesto, esa caminata no me serviría de nada en términos de mantenerme medianamente “cuidado” en esos días. ¿Por qué? Pues, de entrada, porque mi mañana arrancaría con un desayuno ligero en mis hamburguesas favoritas y aunque aproveché la mañana libre para caminar el The Strip desde el MGM hasta el Stratosphere y de regreso, en la noche me esperaba “El Evento”. Si ustedes han ido al Caesar’s Palace, recordarán el tamaño de sus albercas, llamadas Garden of the Gods. Si no han ido, pues imaginen un monstruoso espacio en el que todos los restaurantes involucrados en el evento –que suman más de 60– rodean el lugar con stands en los que los grandes chefs están ahí, esa noche, para servirnos bocadillos de sus lugares. ¿Cuántos? Cuantos bocadillos puedan ustedes comer. Si bien este año hubo algunos que me decepcionaron en comparación con el año pasado, la realidad es que fueron apenas tres o cuatro, pues la experiencia de poder disfrutar pequeñas versiones o, incluso, platillos creados únicamente para el evento, es algo que hace que todo valga la pena. Agreguen los más de 100 stands con vinos, cervezas y licores de gran calidad y entonces tienen, en ese lugar, la mayor bacanal que podrán imaginar. Platicar con gente como Frank Pellegrino Jr., del restaurante Rao’s, con Gordon Ramsay quien no nos gritó como hubieran esperado, sino que se portó amable y con buena plática, Hubert Keller que año con año nos sorprende con nuevas cosas tanto aquí como en el menú de Fleur –del que les platicaremos en los próximos días–, Lupe Ávila, un cocinero con una historia impresionante de vida que también les compartiremos o el siempre divertido Jean Georges Vongerichten que tenía lista la botella de mezcal que le prometimos desde el año pasado y que ya le habíamos entregado el día anterior y con quien, por supuesto, brindamos para celebrar otro año de disfrutar juntos un extraordinario evento.
¿Qué fue lo mejor del Grand Tasting? Dificil comenzar a pensar en ello, pues probamos cosas espectaculares como Albóndigas auténticas italianas, Raviol con Búfala y Trufa Negra, Costillas de Cordero con Salsa de Frutas, Short Rib glaseado, Hamburguesas (infaltables) con Queso Cheddar Añejado, Costillas braseadas, Pasta con Salsa de Quesos, Callo de Hacha con mezcla de cítricos y eso sólo es lo que me acuerdo de lo salado. Porque también hay postres. De hecho, se requiere darle dos vueltas al Grand Tasting, pues la segunda es para poder cerrar con algo dulce en el paladar y ahí estuvieron unos Macarons espectaculares con Chocolate, Pastel de Elote con Reducción de Vino, Tiramisú clásico, Churros de Cajeta, Chocolate con Te Verde… Si están con hambre después de leer este párrafo, los puedo entender. La verdad es que nada más por escribirlo me dio un poco de hambre y tuve que detener la escritura para prepararme un tentempié nocturno.
El Grand Tasting de Vegas Uncork’d es, sin duda, el evento por excelencia de estos días. Ese recorrido de sabores bien vale los 225 dólares que uno paga por entrar y que, este año, se coronó con una plática con una familia en la zona para fumadores mientras disfrutábamos un buen puro de Carlos Fuentes, uno de los más grandes productores de tabaco que se pueden pedir. En medio de las pláticas y las sonrisas, las anécdotas y las historias de cómo entre hojas de tabaco y familia mexicana se ha construido un imperio dedicado al goce de esta hoja indispensable para una noche perfecta, dejamos que las estatuas del Caesar’s Palace fueran testigo de nuestro disfrute. No es coincidencia que Baco sea la adoración de esta noche.
“Por esto hago dieta”, le contesté a mi amigo por medio de un mensaje con una selección de fotografías de lo que acababa de disfrutar. Su respuesta llegó al día siguiente con un simple “El próximo año quiero ir. Hoy me paro al gimnasio”. Yo reí a carcajada suelta y me preparé para la agenda del día, porque aún había mucho que vivir en esta edición de Vegas Uncork’d y todavía había sorpresas por ser descubiertas…
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