Por: Carlos Dragonné
2018 marcó la quinta vez que asisto a este evento de manera consecutiva. Una experiencia que no sólo se reconfirma como mi fecha favorita del calendario, sino que nos va dejando claro que hay mucho más en Las Vegas que lo que aparece a simple vista. Sí, por supuesto… los grandes nombres están presentes y, como cada año, han vuelto a dejar en claro su maestría. Pero también es un espacio de descubrimiento de nuevos lugares, de confirmación de viejas amistades y de afianzar los lazos con lo que más amamos de la ciudad del pecado: la comida. Bienvenidos a Las Vegas. Bienvenidos, de nuevo, al Grand Tasting de Vegas Uncork’d en el Caesars Palace.
¿Qué puede hacer cada año un evento para mantenerse vigente? Quizá lo primero que me viene a la mente es mantener la calidad de lo que presenta aunque, como en este año, aparezcan menos lugares en la lista de asistentes. Hubo menos restaurantes que las anteriores ediciones en donde hemos comido hasta el hartazgo pero la noche tuvo un extra que llamó mi atención y que parece la consolidación de una idea que el año antepasado comenzó a germinar y que ahora empieza a generar una adaptación del público.
Porque tanto Las Vegas como Vegas Uncork’d están entendiendo que la ciudad se está adaptando a las necesidades del público que viaja y que empieza a dejar de lado el casino y empieza a reservar dinero para la comida. Entonces hay que construir alianzas que impulsen que la ciudad se convierta en un destino culinario en la mente de todos, no sólo de quienes ya amamos viajar con el paladar como brújula.
Y eso se logra abriendo los espacios consolidados a nombres que la gente no ha escuchado o proyectos que han surgido desde la nueva visión de quienes, nos podría parecer, han hecho todo ya para sorprendernos. Uno camina y aprende sobre proyectos como Honolulu Cookie Company, pequeño lugar con más de 20 recetas de galletas en su menú y que fácilmente podría ser mi nuevo snack dulce favorito de la ciudad.
Incluso lugares que viven bajo la sombra de los grandes nombres o en los pasillos de Forum Shops tuvieron este año su verdadero espacio para abrirnos el paladar y el radar. Tal es el caso de Zoku, uno de los mejores lugares de sushi que hay en Las Vegas Boulevard o, por supuesto, Black Tap, la adición más divertida al escenario de Las Vegas con hamburguesas espectaculares y malteadas que te vuelven loco nada más viéndolas.
Me viene a la mente una frase en inglés que se usa tradicionalmente para las bodas: Something Old, Something Blue and Something New. Y sí, hubo exactamente algo así, incluso la parte azul, con un círculo interior de bebidas que incluyó todo tipo de vinos de gran calidad gracias a la alianza de Southern Glazern Wine & Spirits of Nevada y con viejos amigos y conocidos como Giada de Laurentiis o Gordon Ramsay que, como cada año, agasajaron con pequeños bocadillos de sus restaurantes y que van volviéndose un clásico del evento anual que uno apunta en la lista.
Ese es el punto clave de este evento que parece escapársele a muchos que me han preguntado si en realidad es tan bueno como lo cuento porque les viene a la mente el precio. Y mi respuesta inmediata sería: “No. No es tan bueno como lo cuento. Porque es mejor y apenas me alcanzan las palabras”. No se trata solamente de lo que uno puede disfrutar, sino de la enorme capacidad de sorprendernos que se encierra en esta segunda noche de Vegas Uncork’d.
Es también acerca de tener cerca a quienes hemos admirado por años y poder platicar sobre planes, proyectos y nuevas ideas. Es saludar a viejos amigos y probar sus creaciones. Pero, sobretodo, es dejarnos ir en la felicidad que causa la buena comida. Y, ¿saben algo? A esa felicidad de caminar entre una pléyade de talentos culinarios única en el mundo mientras aún tenemos los sabores del último bocadillo en la mente es algo que no tiene precio.