Por Elsie Méndez
Que difícil es comenzar un relato que les describa con exactitud la maravilla de experiencias que cada una de las personas que hicieron de este viaje en Vallarta y Riviera Nayarit tan PERFECTO, con mayúsculas y muy entonado, y perdonen aquellos quienes me leen lo extenso y tenerlo que dividir en partes, pero no quiero dejar detalles importantes fuera de este y ninguno de los demás escritos.
Cada sitio que visite se convirtió en mi casa por uno o dos días, y quienes laboran ahí mi familia, y eso se vive pocas veces en una semana y yo fui muy afortunada por poder hacerlo
Prejuicios tenemos todos, quien se atreva a negarlo esta mintiendo, sobre algo lo somos en algún momento, pero cada día somos menos y de menores cosas, el mundo globalizado en el que vivimos nos anima y obliga a tener la mente abierta y aceptar que existen personas con culturas, creencias y gustos totalmente diferentes a los nuestros y mientras no irrumpan en nuestro espacio vital debemos dejar fluir las cosas.
Este preámbulo es debido a los comentarios que algunos conocidos y no tanto, me hicieron por mi estancia en el primer hotel que fue mi hogar, Casa Cúpula, la razón, es un hotel Gay and Lesbian Friendly, y mi respuesta a sus sarcásticos comentarios fue, pues con que acepten a straight people o loquitas como yo, no tengo problema alguno, lo malo seria que me cerraran la puerta porque el hotel se ve divino en las fotos y su Chef es una maravilla.
Casa Cúpula es un lugar encantador, compuesto por dos casas, la primera propiedad de Don Pickens quien resulta ser nada mas y nada menos que el creador de la cámara web, si esa que todos usamos para tener video conferencias y hoy es tan normal en nuestras vidas, ese señor que muchos verían de reojo y con recelo fue una de las mentes maestras del gran emporio Microsoft y que decidió dejarlo todo para vivir en Puerto Vallarta y dar empleo a un centenar de familias que trabajan ahí.
Villa Sevilla es la casa que me alojo y que pertenece a Ron, un texano que se enamoro de Puerto Vallarta y decidió dar la operación de la casa a Don para que formara parte de Casa Cúpula. Obras de arte de miles de dólares adornan las paredes y los rincones de esta casa enclavada en la montaña que rodea la bahía de Puerto Vallarta.
Los detalles y el buen gusto de ambas casas se nota por donde quiera y si a eso le ponemos como ingrediente el amigable y cariñoso trato de su personal, se convierte en la combinación maravillosa.
El pretexto de esta visita fue celebrar con Don y el Chef Oscar Rito el 10º aniversario de Casa Cúpula y un grupo de buenos amigos nos reunimos durante 3 días para deleitarnos con las creaciones de Oscar y dejarnos consentir por Ericka la gerente de alimentos y bebidas y esposa de Oscar, conocer a su bebe Eva, quien resulta ser hija de todo el equipo de trabajo de Casa Cúpula y quienes la visitamos.
Viajar cuando uno esta en dieta con restricciones medicas puede imaginarse todo un martirio, aburrido y con la idea de que no disfrutaremos como “Dios Manda”, pues permítanme decirles que hasta el momento que escribo esto no ha sucedido así, todo lo contrario los sabores, aromas y colores de todo lo que he comido ha sido estupendo.
Desde mi llegada, tenían listas palomitas sin aceite, pepinos y apios con limón y un chilito piquín en polvo que estoy pensando seriamente exportar a la ciudad de México, además de saberse de memoria la lista de ingredientes totalmente prohibidos en mi dieta, ¿así o mas consentida?
Para la primera noche Oscar Rito, quien además es profesor en la Universidad de Gastronomía en Puerto Vallarta, nos comento que en Taste y para hacer honor a su nombre, podíamos seleccionar un menú de degustación de los platillos que componen su interesantísima carta y que nunca había visto en otro lugar, ya que se compone de 4 a 5 platillos de diferentes cocinas del mundo incluyendo la mexicana, por supuesto.
Con la ayuda de Ericka tuvimos oportunidad de degustar 3 platillos que combinaban y llevaban sincronía perfecta a pesar de ser cocinas tan diferentes y por supuesto, sus sugerencias para los vinos de la cual ella es una experta, primero por nacimiento ya que es de origen Argentino y segundo porque es su gran pasión como buena sommelier que es.
Para comenzar y refrescar el paladar un vino blanco Savignon Blanc cosecha 2011 de la bodega Montes Classic Series que para el clima de ese día quedo perfecto y que armonizo muy bien con mi primer tiempo, un mixiote de verduras, que es así como se hacia en la época prehispánica y que hasta la llegada de los españoles se le agrego la carne con adobo que hoy es tan conocido. Este iba acompañado de setas salteadas. Sano por donde lo vean.
Mi segundo plato consistió en un carpaccio de atún rasurado con nopales y aderezo de soya, un platillo que me sorprendió mucho porque nunca hubiera pensado que aun carpaccio le podía ir bien los nopales y menos con soya. Una combinación nueva y muy agradable al paladar.
Mientras tanto a mi lado, mi hijo quien vive en Puerto Vallarta y es cocinero, dio inicio con un plato de la cocina asiática y entiendo en Estados Unidos se conoce muy bien pero del cual yo no había oído hablar antes, el Baozi, una especie de dumplin pero del doble de tamaño de lo que conocemos y una pasta mas gruesa relleno de carne de cordero con una cocción parecida a la barbacoa, este platillo se acompaña de un caldito de setas que al combinarse da un sabor excepcional.
Como segundo tiempo Emmanuel, pidió un raviol negro relleno de queso de cabra sobre salsa de canela, los sabores se integran uno a uno y van haciendo fusión en la boca un plato que deben poner en la lista cuando visiten el restaurante Taste PV en Casa Cupula junto con el Baozi.
El vino que acompaño a sus platillos fue un Syrah 2007 de Tamaya del cual solo quedaban dos botellas para un momento especial y fuimos los afortunados.
Como postre selección de creme brulee del cual si me dolió perderme pero el azúcar esta en la lista negra y por el momento debí perdérmelo pero todos peleaban por el ultimo pedacito del plato.
Para la fiesta de aniversario el Chef Oscar, como se hace en casa de amigos nos preparaba todo en la cocina de Casa Sevilla la cual esta abierta y sobre la barra nos iba presentando los platillos que disfrutaríamos esa noche.
Para empezar nos ofreció unos langostinos cocidos al carbón que baño con un adobo, frijoles negros refritos y queso Cotija de Michoacán y un ceviche de pescado con pepinos que fue mi perdición, y por supuesto las típicas tostadas rasuradas muy famosas en Jalisco por su textura y la forma en la que las elaborar son bajas en grasa porque no son fritas y su sabor es especial por la masa de nixtamal que utilizan para hacerlas.
Una gordita de masa fresca con pollo y salsas de molcajete además de una barbacoa como en una especie de adobo delicioso creación del chef que tengo que regresar ahora que este liberada de restricciones, porque de esa quiero mucha mas.
Los vinos de esa noche fueron cortesía de Vinos and Wine, una empresa distribuidora de vinos en Puerto Vallarta y que ofrecieron de lo mejor de su cava. Un Coco Rose de Baja California, uno de mis favoritos y con el que definitivamente me enamore de los vinos rosados. 3v siguió para armonizar con la gordita y la barbacoa. La sorpresa y gran regalo fue un Ley XVIII nuevecito, recién desempacado y que lleva ese nombre en honor a la ley que promulgo Felipe II en la cual se prohibía la producción de vino en la nueva España. Por favor pónganlo en su lista de vinos por probar si no lo han hecho.
Estar sentados a la mesa de ese gran salón principal de Villa Sevilla me confirmo una vez mas que estaba en casa de amigos, de familiares que desean compartir contigo un momento especial en su vida. El reencuentro con amigos que tenia tiempo de no ver gracias a esta invitación fue un privilegio.
Mi conclusión de esos días en Casa Cupula es que a mi lo que me importa de un lugar es que cumpla con mis expectativas, que tenga estándares de calidad en sus servicios, que la cocina y su chef o cocinero estén preparados para recibir a gente, que como yo, tenemos una restricción de alimentos y dieta y tengan variedad en sus platillos e ideas para no aburrirme con platillos sosos y sin sabor. Pero sobre todo que me hagan sentir mejor que en casa.
Casa Cupula cumplió a carta cabal. Y aclaro que nunca vi imágenes ni comportamientos que me hicieran sentir incomoda, cosa que en otros “Grandes Hoteles” si he visto, con gente borracha en las albercas y haciendo improperios.
Mi siguiente parada Hotel Playa Escondida en Sayulita
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Gracias a:
A Hoteles Boutique de México por ser parte de la complicidad y llevarme de la mano en este maravilloso viaje.
2 comentarios
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