Por Elsie Méndez @sabormexico
Es una maravilla el poder hacer un viaje a otros países a través de los aromas y sabores de los vinos que llegan hasta nuestra mesa, la cultura y tradiciones de lugares como Italia se pueden conocer gracias a la labor de productores que mantienen y transmiten a través de los vinos que elaboran. Así fue como hace unas noches pude viajar hasta la Toscana a través de los vinos de Castello di Querceto, una bodega con más de 100 años de historia.
Para llevarnos a este recorrido aromático y de sabores hasta la hermosa Toscana, nuestro anfitrión Alessandro François, nos compartió la historia y orígenes de Castello di Querceto, de la que son propietarios desde 1897 cuando uno de sus miembros fue asignado al Granducato di Toscana. Muy interesante es la historia de la familia que entre sus miembros están hombres muy importantes como el matemático Giuseppe y el arqueólogo Alessandro. Giuseppe escribió algunos tratados de aritmética y geometría guardados en la Biblioteca Nazionale de Florencia, y que hoy en día todavía se consideran algunas de las obras más importantes y completas sobre esos temas. Alessandro, considerado uno de los primeros arqueólogos italianos, tenía una verdadera pasión por la arqueología y a él se debe el descubrimiento de muchos tesoros en Italia.
Castello di Querceto y las tierras que lo rodean son lugares llenos de historia y esta comienza con la construcción del castillo como centinela de la “Via Cassia Imperiale”, una de las principales vías romanas construidas por el emperador Adriano en el 123 a.c. El castillo se remonta a la época lombarda y aún conserva la forma medieval. Fue construido en el siglo XVI a.c. después de la destrucción del edificio anterior, fue quemado y saqueado durante una de las varias guerras locales de finales del siglo XV. También se desmantelaron las casas de los alrededores del castillo y de las murallas. Sólo el lado de la pared que domina el valle permaneció y todavía está ahí apoyando al nuevo edificio. Durante la construcción del castillo fue propiedad de la familia Canigiani, más tarde fue comprado por el Pitti, y se mantuvo durante mucho tiempo como su residencia de campo.
A principios del siglo pasado, Carlo François compró la finca y la transformó de una casa de campo en una finca agrícola, comenzando inmediatamente a jugar un papel importante en el mundo del vinp. En el 1911 ganó su primer premio enológico internacional y en 1824 fue uno de los 33 miembros fundadores del “Consorzio del Vino Chianti Classico”.En las antiguas bodegas hay botellas que datan de las primeras cosechas del siglo 20. En 1978 Alessandro, el nieto de Carlo, entró en la gestión del patrimonio a partir de un cambio profundo. Él comenzó girando la granja de una propiedad individual a una sociedad por acciones y continuó con un gran programa de inversiones relativas a la agricultura y la parte industrial.
Castello di Querceto está a unos 7 kilómetros de Greve en Chianti, a unos 470 metros sobre el nivel del mar. Su territorio es de 190 hectáreas de las cuales, 60 están plantadas con viñedos, 5 de olivos, y el restanto son bosques, sobre todo de robles y castaños y al fondo del valle hay un lago donde se puede practicar la pesca.
La finca se desarrolló alrededor del castillo y la bodega, donde las nuevas y modernas estructuras se han construido respetando el estilo de los edificios antiguos. Sólo una casa de campo y su pajar se separan de la estructura principal, ambos recientemente restaurados, los cuales se han dividido en varios apartamentos para el agroturismo. Los viñedos y los olivares se encuentra entre 400 y 530 metros sobre el nivel del mar, por esta razón se consideran campos de alta montaña. La naturaleza geológica de la tierra es muy particular, siendo parte de la pequeña área en la parte norte de las “montañas de Chianti”que datan del período Cretácico-Eoceno.
Los viñedos de Castello di Querceto se plantaron en su mayoría entre 1975 y 1985 y sólo algunos de ellos son de hace 35 años, mientras que en el último período se plantaron otras 20 hectáreas. Las uvas son en su mayoría tintas y sólo un pequeño porcentaje se compone de uvas blancas. Entre las variedades tintas las más importantes es Sangiovese Grosso, Canaiolo Nero, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah, Colorino, Merlot, Mammolo, Cigliegiolo y Malvasia Nera. Entre el blanco podemos encontrar Malvasia del Chianti, Trebbiano Toscano y Chardonnay .
Uno de los objetivos principales de Castello di Querceto es obtener la mejor calidad a través de sistemas de cultivo ecológicos sin fertilizantes químicos y la recolección de las uvas es a mano.
Con nuestra mente ya ubicada perfectamente en los hermosos parajes que rodean a Castello di Querceto procedimos al disfrute de sus vinos comenzando con un Chianti Classico il Pinchio Riserva, de uvas Sangiovese y Canaiolo, es el ejemplo perfecto de un Chianti Clasico, y me hizo pensar en porque no consumimos más este vino en México, amigable, elegante, armonioso, perfecto para todo tipo de consumidores desde expertos hasta quienes comienzan o aquellos que simplemente disfrutan de un buen vino sin importarles mucho si saben o no del tema. Con este vino acompañamos un plato con un trio de mix de lechugas con vinagreta de vino tinto y una sandia caramelizada que preparó el chef del restaurante Gloutonnerie.
Para acompañar nuestro risotto con morillas y hongos al jugo de res con lagas de grana padano mi querido Roberto Curiel importador y distribuidor de los vinos Castello di Querceto en México, eligió un IGT La Corte 100% Sangiovese, un vino rico, cálido, con aromas y sabores de especies, elegante.
Sin duda mi favorito de la noche fue el Cignale, y sin saber la historia de este vino, desde su etiqueta y cuando al fin tuve la copa frente a mi y pude llenarme de sus aromas y sabores, este vino me robo el corazón y por supuesto el paladar. Roberto me vio tan emocionada que le llamo a Alessandro para que me contara la historia detrás de este vino. Resulta que para hacer este vino que para entonces no tenia ni nombre y mucho menos diseñada la etiqueta, se plantaron uvas Merlot por primera vez en el viñedo de Castello di Querceto, hubo que esperar cinco largos años para que al fin esas vides estuvieran listas para cosecharse y poder elaborar un vino con sus uvas. Me cuenta Alessandro que a partir de ese año que estuvieron listas, visitaba el viñedo prácticamente diario de día y de noche antes de ir a la cama, su emoción era mucha, justo la noche antes del día que se haría la vendimia, fue de nuevo a ver el viñedo y se fue con una sonrisa feliz de saber que pronto podrían tener un nuevo miembro en la bodega. Llego el gran día y cuando llegaron el viñedo se dieron cuenta que un jabalí y seguro junto con su manda, se habían dado un gran banquete con las uvas, imaginen la sorpresa, frustración y tristeza, Alessandro ahora me lo cuenta entre risas pero puedo imaginarme como habrá estado ese día. Un año mas tuvo que esperar y ahora si cuidando que ningún jabalí intruso junto con sus amigos, llegara a estropear nada, cultivaron y llevaron a cabo la elaboración de ese vino que lleva en su etiqueta a un juguetón jabalí recordando aquella noche que, los hizo esperar un años más para cumplir el sueño. Cignale de Castello di Querceto es seductor, puro, de estructura vigorosa, elegante, será por eso que me conquisto de esa manera y lleno de emoción mi corazón.
El cierre fue con un Il Sole di Alessandro, 100% Cabernet Sauvignon, de un profundo y brillante color carmesí, y de aromas concentrados y densos con notas de madera, fruta negra y cuando uno lo lleva a la boca es potente pero a la vez fresco, que se acompaño de filete rosssini con mezcal de hongos y papa soufflé.
Una noche en la Toscana desde la ciudad de México, esas son las maravillas del mundo de la gastronomía y los vinos, a todos nos encanta viajar, aunque sea solo por una noche, e irse a la cama con los sabores del vino de Italia.