Uno de los ingredientes básicos de la lasagna que hacemos en casa es la salsa de queso que no es otra cosa que una buena salsa bechamel saborizada. Esta receta es un básico de la cocina y sirve para muchísimas preparaciones. El truco está en no dejar grumos mientras la cocinan.
¿De dónde viene la Salsa Bechamel?
Como en todas las recetas clásicas e históricas, hay muchas teorías del origen. Algunos dicen que fueron los Medici y sus cocineros.
La salsa bechamel tiene sus orígenes en la cocina francesa, aunque algunos historiadores culinarios sugieren que su antecedente proviene de Italia. Se popularizó en el siglo XVII bajo el reinado de Luis XIV y fue perfeccionada por el chef François Pierre de La Varenne, quien la incluyó en su libro Le Cuisinier François en 1651. Su nombre se atribuye a Louis de Béchameil, un noble y financiero que era maître d’hôtel en la corte del rey. Desde entonces, la bechamel se convirtió en una de las cinco salsas madre de la gastronomía francesa, base de múltiples preparaciones como gratinados, croquetas y lasañas.

Consejos para hacer una becjamel perfecta.
Para hacer una bechamel perfecta, es fundamental seleccionar ingredientes de calidad. Se necesita mantequilla sin sal, para tener un mayor control del sabor; harina de trigo, que debe cocinarse bien en la mantequilla para evitar un gusto harinoso; y leche entera, que aporta cremosidad y mejor textura. Se recomienda calentar la leche antes de incorporarla poco a poco a la mezcla para evitar grumos. Además, la nuez moscada y la pimienta blanca le dan un toque aromático característico, aunque algunos chefs también agregan laurel o cebolla infusionada para enriquecer su sabor.
La salsa bechamel es una base versátil en la gastronomía y se utiliza en una amplia variedad de platillos, especialmente en la cocina francesa e italiana. Es fundamental en lasagna al proporcionar una textura cremosa entre las capas de pasta y carne o vegetales.
También es el ingrediente clave en croquetas y gratinados, como la coliflor o las papas gratinadas, ya que su textura espesa permite que los ingredientes se adhieran y formen una costra dorada al hornearse. En la cocina francesa, es esencial en recetas como el croque monsieur, un sándwich de jamón y queso con una capa dorada de bechamel, y en las crepas saladas, donde se usa como relleno. Además, es la base de otras salsas derivadas como la mornay, que incorpora queso y se emplea en platos como mac & cheese o soufflés.

El punto de partida de la bechamel es un roux.
Sirve increíble no sólo para lasaña, sino para otros platillos gratinados o para armar pasta y verduras. Incluso hay recetas con pescado que pueden servirse usando la salsa bechamel.
Para preparar la salsa bechamel vamos a necesitar:
- 500 ml de leche
- 70 g de mantequilla
- 70 g de harina
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada
Hagamos el paso a paso de la salsa bechamel
Vamos a empezar por cernir la harina y cortar la mantequilla en dados pequeños que nos ayude a que se derrita rápido y parejo sin riesgo de quemarse. En una olla pongamos la mantequilla a fuego medio y cuando esté completamente derretida se agrega la harina. Mezclen bien con una cuchara de madera y no dejen de mover. Se les va a hacer una mezcla homogénea.
Tomen un batidor de globo y agreguen la leche poco a poco, mezclando muy bien para poder evitar los grumos. Sazonen con sal, pimienta y nuez moscada. Dejen cocinar a fuego bajo, moviendo ocasionalmente, por unos 6 minutos.
Aquí es donde pueden agregarle queso o algún otro ingrediente según lo necesite su receta.
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