Por Carlos Dragonne @Carlosdragonne
Domingo. Normalmente a cualquier hora en un domingo me pueden encontrar metido en cama o en el sillón viendo la televisión como se merece un día de descanso. Más cuando estamos en fechas de temporada regular de la NFL, deporte que llena mis pasiones casi al mismo nivel que la gastronomía. Pero tenía una invitación que no podía rechazar, así que rompí las costumbres y decidí salir de casa para ir a un lugar que no visitaba desde hace muchos años, incluso desde antes de que cambiara de nombre, dueños y concepto: el Hyatt Regency en la colonia Polanco de la Ciudad de México. ¿El pretexto? El nuevo Brunch dominical del Restaurante Rulfo, en lo que antes era el lobby bar y que, sin ánimos de contarles gran cosa de antemano, hizo que el hecho de perderme algunos juegos de fútbol americano pasara a segundo plano mientras disfrutaba lo que estaba listo en las mesas. ¿Y la dieta? ¿Cuál dieta?
Brunch del restaurante Rulfo, Hotel Hyatt Regency Mexico City
Hyatt Regency entró en un proceso de completa renovación para darle un nuevo aire al lugar. Ojo, nunca perdió calidad pero, sin duda, la decoración del espacio se fue quedando atrás y con un aire que, más que nostálgico, parecía ser pasado de tiempo. Así que en esta nueva etapa hubo que sacrificar espacios y meses de remodelación para lograr lo que hoy, al atravesar las puertas del hotel, nos encontramos en lo que fuera un espléndido lobby bar y que se ha convertido en el restaurante Rulfo, un espacio que invita a disfrutar la tarde y dejar que las horas pasen mientras los cocteles y los platillos siguen apareciendo en la mesa. Rulfo, pensado como un lugar con identidad mexicana, ha sido creado pensando no sólo en los huéspedes de un hotel que, gracias a los increíbles servicios que tiene, es de los pocos que puede presumir un lleno total en un miércoles cualquiera, sino en los habitantes de la ciudad que están buscando un lugar donde pasar una buena tarde de domingo con una nueva opción para disfrutar una gran comida.
Brunch del restaurante Rulfo, Hotel Hyatt Regency Mexico City
Lo primero que llamó mi atención fue una mesa de amasado de pizzas con mandiles y gorros para los niños que van al brunch, donde pueden preparar y amasar sus propias pizzas, asesorados por uno de los cocineros, y luego, cuando está lista, esperar unos minutos mientras la pizza que prepararon con sus propias manos llega a su mesa. Este tipo de atención para los pequeños no se observa normalmente en espacios de este tipo, lo que luego termina traducido en un caos de infantes corriendo entre las mesas y por los pasillos, situación que puede poner incómodos a muchas personas, entre las que me incluyo. Pero vamos a la comida, en sí, que fue lo que me motivó a cambiar los planes. Porque desde que Braulio Carrillo me envió un correo presumiendo la renovación del lugar, fue muy específico en nombrar la transformación gastronómica que se está llevando a cabo en el restaurante Rulfo y la expectativa era alta.
Una estación de fiambres y quesos que puede presumirse ante cualquier tipo de paladar o comensal exigente de estos sabores y productos, desde los creados artesanalmente en México hasta importados de calidad extrema como quesos manchegos curados y semicurados, pasando por el clásico e infaltable queso azul o el jamón ibérico, el cuidado en la selección de estos productos se puede intuir en cuanto nos damos cuenta que llevamos más de 5 minutos intentando decidir lo que llevaremos a la mesa. Sobra decir que tuve que regresar a esa primera estación en tres ocasiones, pero es que es imposible no caer ante dichas tentaciones.
Brunch del restaurante Rulfo, Hotel Hyatt Regency Mexico City
La selección de cervezas artesanales, si bien puede ir mejorando con el tiempo, es superior a muchos lugares que presumen mejor carta pero que fallan ante la pregunta que busca más allá de los clásicos de todos los días. Además de un delicioso coctel con mezcal, albahaca y piña, pude comenzar la tarde de domingo con una Tempus Imperial y empezar a caminar por las demás estaciones, donde, confieso con un poco de culpa, que me detuve sin fallas o ausencias. Interesante también la estación de antipastos, con una buena variedad de ensaladas para aquellos que quieren cuidar la línea… aunque sea curva. Después, la estación de mariscos frescos tiene más de una cosa digna de mención, ya sean las muelas de cangrejo, los ostiones de extraordinaria calidad, las almejas vivas y enormes para prepararse apenas segundos antes de llevarlas a la boca y un par de ceviches de atún que juegan con el paladar como pequeños traviesos culinarios pues mientras uno sigue los cánones clásicos del ceviche que conocemos y que hemos disfrutado desde siempre, el segundo está preparado con una influencia oriental innegable y destaca de entre los comparativos de nuestros recuerdos.
Brunch del restaurante Rulfo, Hotel Hyatt Regency Mexico City
¿Los mariscos no son lo tuyo? Además de no comprender el por qué tomas una decisión como esa –salvo por alergias, por ejemplo–, tampoco me angustiaría de llevarte a probar el brunch del Restaurante Rulfo, porque en la siguiente escala de este bacanal están las pastas con una variedad de salsas que van de la sencilla e infalible salsa de tomate y albahaca hasta una de cuatro quesos que se deja disfrutar con fusilli, capelli di angello, spaguetti o unos ñoquis preparados casi al instante frente al comensal que va seleccionando, además, un corte de carne para acompañar la pasta, por lo que uno puede llegar a la mesa con una pasta suntuosa y una chuleta de cordero cocinada al punto exacto o, si lo prefieres, un corte de rib-eye en término medio con un gravy que ya convierte este ligero brunch en una absoluta comida sin límite de placeres.
Brunch del restaurante Rulfo, Hotel Hyatt Regency Mexico City
Si bien la gran mayoría de las personas llega a este punto completamente llena, la realidad es que una de las ventajas que ofrece el nuevo brunch dominical del Hyatt Regency es un amplio horario que permite relajarse y hacer que un cafecito o un digestivo ayuden a crear un espacio para el postre. Porque sí… esa mesa de postres es en si misma una celebración que hace que uno desee que los domingos duraran el doble o se multiplicaran durante la semana para poder disfrutarla. Tan sólo a la vista es una de los tesoros gastronómicos escondidos en Polanco y que esperan a ser devorados. Créme Brûleè, Profiteroles, Chocolates, Mousse, Caramelizados, Panadería y Repostería que hacen que cualquier amante de esos aromas se sepa en el paraíso o que, incluso, amantes del proceso para llegar a estas delicias se encuentre en el lugar soñado. Porque todas estas delicias que salen de la panadería Amado son hechas por el Chef repostero Miguel Gómez a quien pronto entrevistaremos para hablar sólo de sus postres y de su pasión por los hornos, por compartir los aromas y por crear a partir de los grandes clásicos, sabiendo que, a veces, querer revolucionar hace que se olviden los sabores de antaño. Una plática que, entre los perfumes de una panadería fresca que desde las 6 de la mañana está lista para quienes quieran acompañarla de un café de los mejores granos nacionales, promete ser una delicia. Así, entre los chocolates, los praliné y las fresas, descubrimos también los helados hechos en casa con Fresas de Guanajuato, Vainilla de Veracruz y Tabasco, oro negro mexicano, y Chocolate de Tabasco, Veracruz y Campeche, lo que le da a este último un cuerpo e intensidad de sabor con amargura característica de un producto que se ha encargado de conquistar el mundo de la repostería a nivel mundial.
La tarde avanzó sin que notáramos las manecillas del reloj hasta un punto en el que la misma luz del día nos indicaba que la jornada del fútbol americano de la NFL ya habría terminado y que yo, amante y fanático empedernido del deporte de las tacleadas, no había siquiera reparado en si el equipo de mi pasión había ganado o perdido su partido de la semana, importante para las aspiraciones a futuro de acceder a la postemporada. Y es que, muchas veces, terminamos olvidando que ahí afuera hay pretextos para pasar un buen rato entre los sabores que los artistas de los fogones han creado para los que se animan a ello. Y si de artistas se trata, Rulfo parece un museo con una curaduría espectacular que está ahí para devorarse con los ojos cerrados y el placer enteramente abierto.
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