por Luis Mario Vargas
Entre el bullicio y las ajetreadas calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, al llegar a la esquina de República de Bolivia y Carmen, existe un lugar lleno de tradición ancestral que ha vivido el pasar de los años de tan legendario lugar como lo es el centro. El restaurante taurino “El Taquito” alberga tantos elementos propios de nuestra nación, pero que hace cientos de años, los aztecas que visitaban el Templo Mayor, ubicado a unas calles del restaurante, llegarían a considerar muchos de esos elementos españoles como extraños y ajenos a su cultura, por ejemplo, las corridas de toros, tema central del negocio. Sin embargo, gracias a la mezcla de estos factores, México es lo que es hoy en día, con íconos mundialmente conocidos, tales como el mariachi, el tequila, los tacos, y todo esto y más está presente en “El Taquito”.
El Taquito y sus 96 años de historia
Así pues, el ambiente que se vive en este peculiar restaurante sintetiza lo que significa ser mexicano. Significa ser producto de dos culturas tan ricas como la azteca y la española, significa reunirse en familia o con los amigos los fines de semana para comer deliciosa comida típica mientras bebemos cerveza, tequila o mezcal. No puedo explicar con palabras lo que se siente estar dentro de este restaurante. Quizá la descripción más cercana que puedo ofrecer es estar en una enorme y amplia cantina típica mexicana, rodeado de toros, trajes de toreros, y paredes tapizadas de fotografías que muestran a los dueños del local con muchas celebridades de talla internacional que amaban y frecuentaban “El Taquito”. El fallecido periodista mexicano Jacobo Zabludovsky es quien con mayor frecuencia asistía a comer aquí, sin embargo, muchísimas otras estrellas del ambiente político y artístico han sido inmortalizadas en los muros de madera del lugar, entre ellas la mismísima Marilyn Monroe. Y, efectivamente, para que la diva de divas de Hollywood haya visitado este lugar, quiere decir que “El Taquito” lleva en el negocio mucho tiempo, ¿no es así? Pues está usted en lo correcto, estimado lector, este distinguido restaurante lleva casi cien años en funcionamiento, pues fue inaugurado en 1923 por un matrimonio originario de Guadalajara, y administrado y atendido hoy en día por su descendencia.
El Taquito y su menú
El menú es altamente variado, y ofrece todo tipo de manjar que uno pueda imaginar cuando se hace referencia a las artes culinarias mexicanas. Desde su especialidad, la sopa de médula, pasando por consomé de carnero y la firma distintiva del lugar, el delicioso jugo de carne. Al son de la música del mariachi, puedes iniciar pidiendo una entrada, teniendo como opciones chalupitas, sopes con pollo o una variedad de quesadillas. Sin duda, hay un mundo de variedades de plato fuerte, pues puedes elegir entre carnitas, mole, machitos, arrachera, milanesa de res al curro, distintos tipos de criadillas, lengua de res, cabrito al horno, algunos mariscos, antojitos mexicanos, tacos, tortas, tostadas y para cerrar con broche de oro, los postres. Personalmente, puedo recomendar la sopa de médula, los tacos de machitos (orden de tres tacos) y como postre, mi dulce mexicano preferido, el arroz con leche.
La ubicación geográfica no hace a una nación, ni su historia. La hace su gente, sus tradiciones y su cultura. México es uno de los países más ricos en más de un aspecto: paisajes, climas, comida y tradiciones, por mencionar sólo algunas. No de gratis nuestra cocina es una de las preferidas por millones de paladares alrededor del mundo, y a diferencia de algunos platillos de origen europeo, un platillo mexicano jamás podrá confundirse con el de alguna otra región de Latinoamérica ni del resto del mundo. Nuestra esencia y nuestro espíritu patriota vive en nuestras costumbres, y muchas de esas costumbres residen en “El Taquito”, un espacio atemporal que sirve como aparador de muchos elementos clásicos de nuestra cultura, tales como la comida condimentada, picosa y deliciosa, la música, la decoración y la tradición familiar. ¡Vaya! Incluso creo que el alma de México-Tenochtitlan conspiró para brindarnos esta antítesis entre la versión actual de nuestra cultura, y que a solo unos metros se encuentre el imponente Templo Mayor, mientras los vendedores ambulantes laboran como sólo lo hacen en nuestro país, en un desorden ordenado de manera orquestal. Sólo en México puede uno encontrar una escena tan pintoresca y variada, que enfrasca cientos de años de tradiciones y la evolución de nuestra cultura hasta la actualidad.
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