El tema de comer pescado en cuaresma ha trascendido, al menos en México, hasta la religión, convirtiéndose en una tradición que en todas las casas, durante los viernes de cuaresma, se come pescado. Pero tenemos que comer más y mejor pescado mexicano para que valga la pena por temas no sólo de tradición —para quienes la siguen— sino de sabor y calidad, lo que se traduce en salud. Así que ahí les van cinco razones para comer pescado mexicano… todos los días que quieran.
El pescado mexicano es diverso y lleno de sabores.
Decía un miembro de Comepesca —pueden entrar al sitio aquí y, por favor, háganlo para que vean lo mucho que se está haciendo en el tema de sustentabilidad en México— que en México parece que comemos dos pescados: salmón y pescado. Pero ignoramos la enorme variedad de pescado mexicano que hay en el país y lo que nos estamos perdiendo. Hay todo un mapa de especies sustentables que pueden checar aquí abajo y animarse a hacer recetas distintas. Créanme… les harán falta varias cuaresmas para poder jugar con la variedad.
Comer pescado mexicano es impulsar la sustentabilidad tanto ambiental como social.
Si le buscan al asunto y empiezan a aprender sobre los datos, certificaciones y sellos que tienen los productores que están haciendo bien las cosas y a los que pueden contactar por diferentes plataformas, se van a dar cuenta de que no sólo están dejando una huella positiva en el medio ambiente, sino en las comunidades en donde trabajan. Tomen el ejemplo de NemiNatura.
Cuando llegaron a la zona de Michoacán y comenzaron el trabajo que ya lleva décadas para hacer una trucha sustentable, limpia, saludable y, sobretodo, que ponga atención en el crecimiento de las comunidades, el promedio de acceso educativo de la comunidad era tercero de primaria. Hoy, gracias al esfuerzo de NemiNatura y el círculo virtuoso de la reinversión, el promedio es segundo año de preparatoria. Falta, sí, pero el avance en pocos años ha sido enorme.
La nobleza del ingrediente es brutal.
Ya sea Merluza del pacífico, Rocote Rojo, Verdillo o Jurel —por mencionar sólo algunos de los pescados mexicanos— o cualquiera de las muchas especies de mariscos que hay de acuacultivo, la facilidad de prepararlos es, además, el primer pretexto. El pescado mexicano es un lienzo libre para jugar con sabores de todo tipo. Mi forma favorita: pochado en diferentes grasas saborizadas. Créanme, una delicia.
El pescado mexicano de acuacultura tiene, además, trazabilidad. Y eso lo es todo.
Decía Lula Martín del Campo que lo importante de comprar un pescado mexicano de acuacultura es que podemos saber de dónde viene. Y que eso es lo que hace que sea tan valioso el asunto. Podemos tener claro quién lo cultivó, cuáles fueron las prácticas de pesca, cuáles las de empaque y demás para saber que estamos metiéndonos en el cuerpo algo de enorme calidad.
La acuacultura tiene esa ventaja enorme. En futuras pláticas en nuestro podcast vamos a platicar con los miembros de Comepesca sobre qué es lo que están haciendo y cómo lo están haciendo, pero van a darse cuenta de que hay muchísimas cosas que comer y hasta se van a olvidar del salmón.
Comprar el pescado mexicano es cada día más sencillo.
Crecimos creyendo que para tener buen pescado mexicano teníamos que levantarnos a las 4 de la mañana para ir al Mercado de La Viga que sí, tiene su encanto, pero no es muy práctico para el día a día. En un esfuerzo interesantísimo entre productores y distribuidores se creó la página iPescado.com en la que los productores y distribuidores de pescado están poniendo el producto al alcance de todos.
Entrar ahí y comprar es de lo más sencillo —y miren que no es publicidad— y pueden darle vuelta a la variedad de productos. Yo recomiendo, honestamente, un buen filete de Lobina Rayada. Si se meten a nuestro Instagram van a ver ahí recetas de este pescado, además de Kampachi en varias formas. ¿Se animan?
Flores de Calabaza Rellenas
Pollo Frito Keto. No hay pretexto para no estar a dieta
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Receta Pollo a la BBQ con Bourbon y Tocino
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