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Oaxaca, viejos y nuevos recuerdos

por Elsie Mendez Enriquez

Por Elsie Méndez @sabormexico

Oaxaca nos vio nacer, y con ello me refiero a Los Sabores de México como empresa, y luego como blog, que lleva cinco años recorriendo rincones y lugares de todo el mundo. En un inicio, nuestra idea del blog era solo hablar de México, pero la vida nos llevo por otros caminos y fuimos evolucionando hasta lo que hoy somos, pero sin perder jamás la esencia de nuestro país, de sus costumbres, su cultura, su historia y su exquisita gastronomía.

Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, Oaxaca. Los Sabores de México y el Mundo ©

Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, Oaxaca. Los Sabores de México y el Mundo ©

Si bien el objetivo original de Los Sabores de México y el Mundo era ofrecer recorridos por nuestro país, ofreciendo tours culinarios y gastronómicos (que en 2008 nadie tenía, y creo que siguen sin hacer de la manera en la que nosotros los conceptualizamos), al abrir el blog, este mismo dio un giro total a nuestras actividades, al grado de tener ya muy poco tiempo para poder hacerlos, pero no quitamos el dedo del renglón, y, a quien nos los pide, se los hacemos con mucho gusto.

Oaxaca, Los Sabores de México

Oaxaca, Los Sabores de México

Pero regresemos a lo que me trae en esta nota que hoy escribo. A Oaxaca la conocí de siempre, y cuando me refiero de siempre, es que hice algunos viajes de niña y después de adolescente con mi familia, a ellos como a mi, ya de grande, nos cautivo, y cuando regresé ya de adulta para hacer el proyecto de Los Sabores de México, tuve la fortuna de compartirla, como si fuera la primera vez, con dos de mis hijos que hoy, casualmente, están metidos en el tema de la gastronomía; no hay casualidades, diría mi abuela, algo seguramente se quedo en sus corazones y en su mente, de ese viaje, que los llevo a la cocina y hoy se dedican a eso. De esos días, aun llevo grabada en mi memoria sus risas y carcajadas en el Zócalo de la Ciudad de Oaxaca.

El maestro Adan Paredes con una de sus obras

El maestro Adan Paredes con una de sus obras

Hablar de Oaxaca es decir de sus vibrantes colores, de sus intensos sabores, de su música como esa Canción Mixteca que este año cumple cien años y que cuando los mexicanos la oímos se nos hace un nudo en la garganta “Que lejos estoy del suelo donde he nacido, Inmensa nostalgia invade mi pensamiento…”, o la del El Feo, que cuando se escucha en zapoteco, suena más romántica; es decir de su gente, cálida y amorosa; es decir de su arte, que va desde un alebrije hecho por un humilde artesano, hasta obras plásticas de afamados artistas que este estado han visto nacer como Adan Paredes. Oaxaca es rica, es esplendorosa, es grandiosa.

Monte Albán, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Monte Albán, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Museo de Santo Domingo, Oaxaca. Los Sabores de México

Museo de Santo Domingo, Oaxaca. Los Sabores de México

Por entre sus calles uno pisa la historia de México, desde las épocas más antiguas de este país con sus orígenes prehispánicos, pasando por la época virreinal y continuar con la Independencia, Revolución y la actualidad. Un paso y esta uno tan cerca de ese tiempo precolombino desde lo más alto de una de las pirámides en Monte Albán y al siguiente, en uno de los monasterios más hermosos del país en el Museo de Santo Domingo, para de nuevo poder oler y saborear recetas del Itsmo de Tehuantepec que han perdurado a través de los siglos en alguno de sus restaurantes típicos; o en sus mercados, ser testigos de la antigua forma de comercio como es el trueque, y al, final llegar a Pitiona o Casa Oaxaca y encontrarse con cocina contemporánea donde los chefs preparan platillos con la inspiración e ingredientes de una gastronomía muy antigua, elaborados con las técnicas más modernas.

Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Mezcal y cerveza desde la terraza del restaurante Casa Crespo, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Mezcal y cerveza desde la terraza del restaurante Casa Crespo, Oaxaca. Los Sabores de México ©

En Oaxaca se detiene el tiempo, o fluye de manera diferente; desde lo alto de las terrazas que tienen la suerte de tener la vista del Centro Histórico uno puede admirar la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán y su atrio, y más a lo lejos el Auditorio Guelaguetza, la sensación de placer y relajación se apodera de uno de tal forma, que deja de importarle lo que haya pasado el día de ayer y mucho menos pensar en el mañana. Con un buen mezcal en la mesa o una cerveza, uno alcanza a ver los colores chillantes de las vestimentas de las mujeres zapotecas o de Tuxtepec, mientras se escucha un Son, acompañado de las risas de la gente en las mesas contiguas, la alegría se contagia y se comparte de forma mágica desde esos espacios.

Guelaguetza, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Guelaguetza, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Guelaguetza, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Guelaguetza, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Es desde un lugar así, donde recuerdo la primera vez que tuve la suerte de asistir a la Guelaguetza y que hoy he venido a vivir de nuevo, la fiesta más importante para los oaxaqueños, en la que el espíritu de “dar y recibir” se apodera de uno y entiende que, si de lejos pensamos que aquí hay problemas, se disuelve al escuchar los gritos y vítores, para cada una de las delegaciones que se presentan en ese escenario que vibra en cada baile que ejecutan los pobladores de las ocho regiones que componen a Oaxaca.

Clases de cocina en el Hotel Casa Oaxaca

Clases de cocina en el Hotel Casa Oaxaca

Chile de Agua relleno de ceviche, Clases de cocina en el Hotel Casa Oaxaca

Chile de Agua relleno de ceviche, Clases de cocina en el Hotel Casa Oaxaca

Un trago de mezcal, y de nuevo vienen a mi mente nuestros encuentros con la cocina oaxaqueña en las clases de cocina en el Hotel Casa Oaxaca impartidas por el Chef Alejandro Ruíz, quien nos llevo de la mano para poder aprender, entender y comprender la magnificencia de la cocina oaxaqueña; de aquel primer recorrido a un mercado y ser testigos del cariño y admiración del chef por todos aquellos que ofrecen esos productos que han cultivado con tanto empeño. Aun recuerdo con que nervio entramos a su cocina, sabiéndonos ignorantes de esa gastronomía que tanto conquista a propios y extraños, y Alejandro, con esa sonrisa hermosa que lo caracteriza, y su enorme paciencia, dándonos la seguridad para poder seguir sus instrucciones y al final, salir regocijados y felices del logro de haber cocinado un Chile de Agua, que resulto delicioso.

Graciela Ángeles, Mezcal Real Minero, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Graciela Ángeles, Mezcal Real Minero, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Mezcal Real Minero, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Mezcal Real Minero, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Más mezcal, y vienen las imágenes del momento en que pude pisar un palenque y tener la fortuna de conocer a una de las mujeres que más admiro en la vida, Graciela Ángeles, la primer mujer mezcalera en Oaxaca, propietaria del Mezcal Real Minero, muy seria nos fue explicando la historia y los procesos del mezcal, nos llevo por entre los agaves Espadín, mientras nos contaba cuantos años lleva la espera de poder cortar un agave silvestre y sacar de su corazón ese líquido que hoy tomo con respeto, sabedora de lo afortunada que soy de tener entre mis labios algo que tuvo que madurar por más de 25 años. Entrar a su palenque fue de las cosas más emocionantes que he vivido, al fin estaría de cerca para aprender, paso a paso, como es la elaboración de esta bebida que en la actualidad esta conquistando tierras muy lejanas de donde nace. Graciela me enseño, que al mezcal se le besa, con cuidado, despacito, y nunca se le toma a la ligera.

Ofelia Toledo, restaurante Yunenisa, Oaxaca

Ofelia Toledo, restaurante Yunenisa, Oaxaca

Una enorme sonrisa me viene a la cara cuando pienso en Ofelia Toledo, la primera vez que estuve en su casa fue sumamente divertida, y no precisamente porque Ofe (hoy es una de mis grandes amigas y por eso me atrevo a llamarla así) haya sido muy afable, al contrario, todos salimos de ahí “con la cola entre las patas”, como típica Tehuana, habla fuerte, y frunce el ceño; mientras nos explicaba quien era y porque debíamos sentirnos afortunados de estar en su Yunenisa (el restaurante que tiene en su casa), nos iba sirviendo de las miles de delicias que prepara diariamente para todos aquellos que desean conocer la verdadera cocina del Itsmo. Hace poco, cuando le recordaba que mi hijo se había dado por vencido cuando intentó en aquella ocasión hablar con ella, y que lo viera a los ojos y ella nada más se dirigía a las mujeres que estábamos en la mesa, se reía con tremendas carcajadas, “Pero como crees amiguita, si todos me cayeron muy bien, ¿En serio sintieron eso?, por favor, dile a tu hijo que venga de nuevo, que yo aquí le voy a preparar de nuevo unas garnachas y le doy un mezcalito”. Ofelia me enseño que ser oaxaqueño es un tema de mucho orgullo, y que en la cocina en Oaxaca, solo las mujeres mandan. A lo largo del tiempo he mandado a todo tipo de personas a conocerla, y todos ellos han sido cautivados por la destreza de esta mujer en el arte de cocinar.

Museo de Santo Domingo, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Museo de Santo Domingo, Oaxaca. Los Sabores de México ©

Muchas historias tenemos Oaxaca y una servidora, y después de más de 7 años, cada visita es un primer encuentro, porque siempre descubro algo nuevo, porque siempre regreso con amigos nuevos, porque nunca son suficientes días para conocer Oaxaca, porque siempre es un reencuentro con un destino que me llena de una forma plena e inexplicable, y siempre quedo a la espera, de un nuevo regreso.

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