Por Elsie Méndez @sabormexico
Tal vez mucho como yo las heredaron de sus abuelas o madres, o haya quien las recibió de regalo, o las compro por bonitas. Pero ¿Cuántos realmente saben del origen de estas ollas? e incluso su nombre, porque muchos las conocen por la marca que las fabrica pero ni idea tienen que el nombre original de estas ollas es horno holandés.
Si bien para muchas personas jóvenes este es un accesorio de cocina que recién conocen y creen que es algo moderno, pues no, este tipo de ollas, que como les digo se llaman horno holandés, tienen cientos de años de existir y no son tan actuales como se lo imaginan.
De acuerdo a John G. Ragsdale, escritor reconocido por sus libros de cocina, el nombre del horno holandés se ha aplicado en los últimos años, a una gran variedad de utensilios de cocina como ollas y hornos. El origen del nombre “olla” es incierta, pero Radsgale sugiere algunas teorías.
En 1704 un hombre de nombre de Abraham Darby viajó desde Inglaterra a Holanda para inspeccionar un proceso de fundición holandesa que utilizaba moldes de arena en seco para elaborar los vasos de bronce fundidos. Al regresar a Inglaterra Darby experimento con el proceso y, finalmente, patento un procedimiento de colada usando un mejor tipo de arena de moldeo, así como un proceso de cocción del molde para mejorar la suavidad de la colada. Darby, finalmente, comenzó a producir ollas para la Gran Bretaña y sus nuevas colonias americanas. Ragsdale sugiere que el nombre “Olla” puede haber derivado del proceso original holandés para la fundición de ollas de metal. Otros han sugerido que los primeros comerciantes holandeses o vendedores de ollas de hierro fundido pudieron haber dado lugar al nombre de “Olla”. Como haya sido, este nombre tiene más de 300 años.
Con el tiempo el horno holandés utilizado en las colonias americanas, comenzó a cambiar. Se le añadieron patas para mantener la olla por encima de las brasas y se hicieron ajustes en las tapas sobre las cuales se le ponían carbones y esto evitaba que la comida se llenara de carbón. Los utensilios de cocina para hervir, hornear, guisar, freír, asar o cualquier otro uso fueron amados por los colonos debido a su versatilidad y sobre todo durabilidad.
Los hornos eran tan valiosos que en los testamentos de los siglos 18 y 19 aparecen con frecuencia como explicaban quienes serían los herederos de estos utensilios de hierro fundido. Un ejemplo es Mary Washington (madre del presidente George Washington) quien especifica en su testamento firmado el 20 de mayo de 1788, que es su voluntad que la mitad de sus muebles de cocina de hierro deber ser de su nieto Fielding Lewis, y la otra mitad a Betty Carter, su nieta, varios hornos holandeses formaban parte de esa herencia.
Cuando los colonizadores de América comenzaron a extenderse hacia el oeste desde el norte del continente americano, lo hicieron con sus hornos holandeses. Y no solo se uso para cocinar, se dice que un horno holandés fue uno de los instrumentos que utilizaron Lewis y Clark cuando explotaron el gran noroeste de Estados Unidos en 1804.
Para los pioneros fue de gran ayuda estos hornos, tanto que hay una estatua en el estado de Utah que aprecia este utensilio en la parte delantera de la carretilla de mano de los mormones que entraron a Salt Lake Valley en la década de 1850. Y el horno holandés es también la olla oficial del estado de Utah.
El objetivo principal es cocer sobre la superficie del horno que debe llevar una capa de aceite que se convierte un antiadherente y que a su vez evita que el metal se oxide y permite limpiarlos más fácilmente, además añade un delicioso sabor sutil inigualable.
Los hornos holandeses como lo conocemos actualmente, son ollas de hierro fundido y las hay también de cerámica que pueden estar cubiertas de esmalte y vienen con una tapa hermética. Se caracterizan por la forma en la que reparten el calor y proporcionan una cocción uniforme a los alimentos que se preparan en ellos. Otra de sus ventajas son que se pueden utilizar tanto en hornos de gas o de leña y directo al fuego. En estas ollas u hornos se puede hacer prácticamente cualquier preparación culinaria.
Algo muy importante si adquieren una olla holandesa u horno holandés, es la preparación que deben hacer antes de usarlo para cocinar por primera vez y sus cuidados posteriores:
1.- Es necesario eliminar la capa de grasa gruesa que traen de fábrica. Lo primero es lavarlo solo con agua y secarlo muy bien.
2.- Coloquen la olla boca abajo en el horno precalentado a 250ºC con dos bandejas, una de las cuales debe ser rejilla para que por ella se escurra toda la cera y en la otra caiga y se recoja la cera. Deben dejarla por espacio de unos 15 minutos y dejen la puerta del horno abierta para que escape la humedad.
3.- Saquen del horno con cuidado y cuando este frío lávenlo nuevamente ahora con agua y jabón, y ojo, esta será la única vez que usen detergente para lavarlo.
4.- Para “curarlo” se puede usar mantequilla, aceite de oliva, aceite vegetal y con un paño o servilleta que no suelte mucha pelusa cubrirlos perfectamente en todo el fondo y paredes del horno. Les recomiendo que usen aceite de oliva virgen extra ya que es menos probable que se arrancie con el uso.
5.- Coloquen de nuevo el horno holandés nuevamente en el horno en la misma posición que cuando le quitaron la cera, por espacio de una hora. Deben repetir este paso tres veces, en todas agregando aceite (tres en total) para cada horneada. Con este proceso nuestro horno quedará sellado y tendrá una capa antiadherente.
6.- Después de cada uso, limpien los restos de comida solo con agua y una esponja, sequen muy bien y apliquen una capa de aceite fina y guarden.
Sin duda la forma de cocinar ha cambiado, y hoy muchos estamos regresando a preparar esos exquisitos platillos que preparaban nuestra abuelas, de cocciones lentas, que requerían tiempo, pero que el resultado es siempre extraordinario.
Las imágenes de las ollas u hornos holandeses que utilizamos son de Amazon en donde hemos encontrado muy buenas marcas de este útil utensilio de cocina de muy buena calidad y a excelentes precios.
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