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Hotel Mandarín Oriental Ritz Madrid, de abolengo y distinción.

por Elsie Mendez Enriquez

Por Elsie Méndez @sabormexico

¿A dónde se dirige? Me pregunto el conductor del taxi del aeropuerto,  – Al Hotel Ritz – fue mi respuesta y con ella algo experimente que me hizo sentir diferente, parecía haber mencionado el nombre de un personaje importante de la historia, quien me abriría las puertas de su casa para hospedarme durante 5 días, en la hermosa Madrid.

De lejos, sobre Paseo del Prado, alcance a ver las letras en lo alto del enigmático edificio del Hotel Ritz Madrid que provoco que me acicalara el pelo y revisar que mi ropa estuviera en orden a pesar del largo vuelo que me llevo desde México a mi encuentro con la historia de abolengo y distinción que este edificio alberga.

Elegantes porteros aguardan la llegada de todos quienes visitamos, ya sea de paso o como huésped, para darnos la bienvenida con una gran sonrisa, orgullosos de ser el primer rostro de encuentro con lo que será una experiencia llena de detalles de principio a fin. Ya dentro, en su elegante lobby, te llevan hasta la recepción en una habitación con más privacidad para que ahí lleves a cabo el registro, mas sonrisas y excelente trato de quienes nos asignan la habitación que no solo nos cuidará el sueño, también nos brindará la oportunidad de disfrutar largas horas de paz y confort en un espacio que lo sentía tan mío, como si fuera mi propia casa.

Lobby Hotel Ritz Madrid

Lobby Hotel Ritz Madrid

En un juego de visiones que me trasladan al pasado pero con detalles de lo más modernos, recorrí cada espacio de mi suite 318, la sala con 3 cómodos sillones, una mesa con todo el servicio de café Nespresso o Té, un escritorio bien iluminado por ese ventanal recubierto de enormes y pesados cortinajes de finas telas, el cuarto con una cama que de no haber sido apenas las dos de la tarde, hubiera entrado en ella y no habría salido hasta el día siguiente, (creo que me arrepiento de no haberlo hecho), puertas de maderas finas de un closet con espacios que hubiera querido llenar con más ropa, los botones para llamar al servicio junto a la cama que hoy son parte de la colección de elementos antiguos, un reloj del S. XIX y el baño, un hermoso baño de mármol con batas y toallas de exquisito algodón con el escudo del hotel y amenidades que perfumaron mi persona durante mi visita.

Junior Suite, Hotel Ritz Madrid

Junior Suite, Hotel Ritz Madrid

Tenia que darme tiempo para relajarme y dejar que el cambio de horario y de altura fuera aclimatando mi cuerpo, pero sobre todo para disfrutar, no corría prisa por ir a ningún lado, estaba ahí para pasar un fin de semana y un par de días más al goze pleno de las atenciones que todos y todas en el hotel nos proporcionan para que no haya nada que nos perturbe. Me senté en la sala y respiré, intentando descubrir si con solo cerrar los ojos y concentrarme podía ver de cerca a los grandes personajes que han pasado y han sido visitantes distinguidos de este hotel.

Si bien muchos prefieren los hoteles modernos o de otro estilo, a mi me llama mucho la atención el hospedarme en aquellos que han tenido un motivo para su creación, ya sea que en otros tiempos fueran grandes monasterios o castillos, o como es el caso del Hotel Ritz Madrid creado para hospedar a la realeza y visitantes ilustres de principios del siglo XX, porque no son solo un hotel con todas las comodidades que cualquiera pueda imaginar, son edificios museos que nos convierten en custodios de su legado, aunque sea solo por unos días.

Hotel Ritz

Servicio-de-cafe-y-te-hotel-Ritz-Madrid

Mientras el delicado aroma del café impregnaba el ambiente de mi habitación, y se llenaba del negro líquido una fina taza de porcelana, me acomodaba para leer sobre la historia del Hotel Ritz Madrid. Según escriben Andreas Augustin y Thomas Cane, autores de libros sobre los hoteles más famosos del mundo, el Hotel Ritz de Madrid fue construido por ordenes y deseos del Rey Alfonso XIII quien, después de innumerables viajes por Europa se percato que en la ciudad de Madrid no existía un hotel digno de recibir a la corte española, la realeza europea y personajes distinguidos de aquella época. Su boda con Victoria Eugenia de Battenberg fue la excusa para dar inicio a este importante proyecto.

El suntuoso edificio se llevo más de dos años para su construcción y fue el 2 de octubre de 1910 el mismo rey Alfonso XIII, quien lo inauguro en compañía de su esposa. Era el inicio de una serie de tradiciones que cambiarían las costumbres de la sociedad española de aquellos tiempos.  Mientras seguía leyendo, llamaron a mi puerta para dejarme un refrigerio, según comentaba un elegante camarero con un platón repleto de jamón de bellota y una botella de vino de La Rioja, – así va probando un poquito de España – dijo. Y tenia razón, nada más icónico culinariamente hablando, que un plato con finas rebanadas de jabugo y una copa de vino de una de las regiones vitivinícolas más importantes de este país.

Y así, mientras mi paladar se llenaba de gozo con el sabor de un jabugo de extraordinaria calidad y se refrescaba con el vino de Rioja, seguía leyendo de la historia del Hotel Ritz Madrid. El mismo Cesar Ritz superviso el diseño y construcción del edificio que albergaría esta propiedad que llevaría su nombre, y estaba en los planes que él mismo dirigiera el hotel, pero como el famoso Van Gogh, el genio de la hotelería estuvo imposibilitado de hacerlo debido a una terrible depresión que lo obligo a tener que ser hospitalizado hasta su muerte, pero el hotel estaba en buenas manos, porque su esposa tomo las riendas de la compañía y continuo con el legado que este hombre dejo para la posteridad.

Jamón de Bellota y Vino de Rioja, Hotel Ritz Madrid

Jamón de Bellota y Vino de Rioja, Hotel Ritz Madrid

Pasaban las horas sin darme cuenta, embelesada con las imágenes y los detalles de este relato y de pronto, me avisaron que mi reservación para la tarde del Té en el “Jardín de Invierno” estaba lista. Estaba a punto de ser parte de un escenario, y vivir en carne propia, una tradición que lleva en España cien años y se instauro con la apertura de este hotel. Tome mi libro y salí de mi habitación y hasta que llegue al gran hall tome nota de que tal vez no estaba vestida correctamente para la ocasión, y es que de acuerdo al libro en mis manos, hasta 1975 a las señoras no se les permitía entrar en pantalones y los hombres debía usar saco y corbata.

Si bien las costumbres han cambiado y hoy en pleno siglo XXI la gente ya es más relajada en su vestir, el gran Hall se impone, pero no intimida, nos acoge. Dividido en Alto y Bajo, esta decorado con cómodos y elegantes sillones que forman pequeñas salas, antigüedades y toques que nos recuerdan la Belle Epoque. Su monumental alfombra de más de 300  metros que recientemente cambiaron, es de estilo neoclásico realizada a mano en pura lana virgen por la firma La Alpujarreña, y al fondo, la diosa Diana. Ahí estaba mi mesa, justo frente al gran piano de cola que al suave tacto del artista emitía dulces notas que acompañaría perfecto al momento.

Una tradicional fuente de tres niveles se presento ante mi con sándwiches recién elaborados, pastas y bollos ingleses que se acompañaban con mermeladas, crema de leche y por supuesto mi servicio de té. Entre quienes ahí se reúnen por temas de negocios o como yo, simplemente por el placer de disfrutar un momento tan clásico y delicioso, de nuevo pasaron las horas, y el fin de los exquisitos bocadillos y la última gota de té.

Hora del Te, Hotel Ritz Madrid

Hora del Te, Hotel Ritz Madrid

De regreso a mi habitación, me preparé para disfrutar de un sueño reparador en aquella cama con sabanas de lino irlandés y una colcha con la Corona Real bordada en ella, símbolo del hotel, y preparar una agenda rica de cultura e historia, ahí estaban el Museo del Prado y el Thyssen-Bornemisza, con sus nuevas colecciones y permanentes, el Paseo del Prado y de La Castellana, todo a solo unos pasos, desayunos y reuniones en mi suite con amigas, una cena en el restaurante Goya del cual les contaré en otro artículo y el brunch del domingo que me reuniría con mi familia.

Ciento tres años han transcurrido desde que las puertas del Hotel Ritz Madrid se abrieran para recibir gustoso a todos quienes aprecien el arte, el buen gusto y vivir un momento, como ningún otro.

Hotel Ritz Madrid
Plaza Lealtad, 5, 28014 Madrid, España
+34 917 01 67 67
www.ritz.es

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