por Luis Mario Vargas
Desde que el cineasta tapatío Guillermo del Toro ganó dos premios Oscar hace un año por su película, “La Forma del Agua”, su nombre ha sido tendencia en las redes sociales, en programas de televisión, y prácticamente en todos los medios de comunicación a lo largo y ancho de la República Mexicana. Aunque sus amigos y compatriotas Alejandro González Iñarritu y Alfonso Cuarón venían figurando en varios escenarios de premios cinematográficos en años anteriores, Guillermo del Toro hace resonar aún más su esencia cuando hace acto de presencia, ya sea en una entrega de premios o en una de sus masterclasses. Quizá sea por lo singular de sus películas (tanto visual como narrativamente), o porque su personalidad es más electrizante que la de otros cineastas, pero sin duda sigue en boca de todos desde hace un año.
Tan es así, que en conjunto con el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA) y Eugenio Caballero (con quien trabajó de cerca en “El Laberinto del Fauno”), Guillermo trajo a su tierra natal una exposición de algunos de los artículos más especiales de su casa, Bleak House, residencia en California que se dedica a albergar únicamente su colección personal de figuras, artes conceptuales originales e incluso los modelos de las criaturas que usa en muchas de sus películas. En un inicio, la exposición “En Casa con mis Monstruos” visitaría primero la ciudad de Guadalajara, y posteriormente vendría a la Ciudad de México. Sin embargo, antes de que la exposición abriera sus puertas, del Toro anunció que sólo estaría en Guadalajara, y no sólo eso, sino que será la última vez que la colección sería expuesta al público, pues muchas de las piezas pertenecen a Guillermo desde su infancia, por lo que se encuentran en un estado muy delicado y deben ser manejadas con extremo cuidado.
En el momento en que Guillermo declaró esto, mi versión de 10 años que ganó un concurso de disfraces por su disfraz de Hellboy, despertó en mi subconsciente como si se tratara de un viejo fantasma que nunca se fue del todo y exclamó: “Debo viajar a Guadalajara, pues no tendré otra oportunidad de entrar en la mente de uno de mis ídolos y directores favoritos.” Y, afortunadamente, pude estar en dicha exposición la semana pasada, así que en esta ocasión le escribo a usted con el fin de convencerlo, en caso de que aún no se haya decidido a visitar esta experiencia única.
Una cosa más antes de entrar en el laberinto de Guillermo del Toro, debo advertirle que es difícil encontrar boletos para “En Casa con mis Monstruos”, ya que los boletos se venden por horarios específicos, y usted deberá asistir a la hora establecida, de lo contrario, no podrá pasar. Así que, si usted no vive en Guadalajara, no pierda más tiempo e ingrese a la página de Ticketmaster para adquirir sus boletos. E incluso si vive en tierras tapatías, le doy el mismo consejo, pues la taquilla del museo está llena casi siempre y la demanda es bastante alta, así que tome sus precauciones. La exposición estará disponible hasta el mes de octubre de este año en el MUSA, enfrente de la Universidad de Guadalajara.
Ahora sí, entremos de lleno a la exposición. La narrativa de ésta fue planeada por el mismo Guillermo del Toro, por lo que está dividida en varias secciones:
- Infancia e inocencia
- Cuarto de Lluvia
- Victoriana
- Magia y ocultismo
- Cine, cómics y pop
- Frankenstein
- Los otros, nosotros, los monstruos
- Muerte y más allá
De esta forma, recorremos tanto la vida personal del tapatío, así como su filmografía en un orden cronológico. Este orden, acompañado por la ambientación gótica y los efectos sonoros que están presentes a lo largo de cada sala (todos son diferentes y alusivos al tema que se aborde en cada una), realmente nos transporta a otro mundo.
Infancia e inocencia
De esta forma, en “Infancia e inocencia”, encontramos fotografías de Guillermo de niño, artes conceptuales originales de las primeras películas que vio en su vida (como Fantasía, La Bella Durmiente, entre otras), el libro que aparece al inicio del “Laberinto del Fauno”, ya que Guillermo ha dicho que esa película fue, en cierto modo, hecha por una versión infantil de él mismo. Quizá la pieza más importante de esta sala es una terrorífica muñeca que apareció en el programa “Galería Nocturna”, y según del Toro, al verla en pantalla durante su infancia, se traumatizó tanto que le atribuye a esta pequeña muñeca todos los proyectos que nos ha entregado a lo largo de estas décadas. Ah, ¿olvidé mencionar que nos da la bienvenida a la sala el mismo monolito de piedra que le dio la bienvenida a Ofelia al mundo fantástico en “El Laberinto del Fauno”?
Cuarto de Lluvia
La segunda sala es quizá la más peculiar, y es tan llamativa y singular que, en lo personal, me hizo sentir como en una atracción de Disneyland. Más específicamente, la Mansión Embrujada (quizá tenga algo que ver que ésta sea la atracción favorita de Guillermo de los parques Disney). El Cuarto de Lluvia es el lugar donde del Toro se sienta a escribir en Bleak House (como mencioné antes, ésta es una enorme casa cerca de su hogar familiar en California, y donde pasa todo el día como si se tratara de una oficina, en compañía de los artículos que están en “En Casa con mis Monstruos” y de muchos más). Cuenta que, al pasar toda su infancia en Guadalajara, las lluvias vespertinas eran algo común, y en California sólo llueve en ciertos periodos anualmente. Por lo que mandó fabricar una ventana que produce un efecto visual de lluvia, y para terminar de completar el efecto, un sonido envolvente de lluvias cayendo sobre la ventana lo vuelven un lugar perfecto para todo escritor. Esto, acompañado por una figura de cera hiperrealista de Edgar Allan Poe.
Victoriana
La siguiente sala es la Victoriana. En este lugar, del Toro nos demuestra que no sólo es capaz de viajar en el tiempo volviendo sobre sus propios pasos hasta su infancia, sino también a otras épocas que ni siquiera vivió. Esta sala alberga los vestuarios originales de la película “La Cumbre Escarlata” (puedo decir que estuve en contacto con las partículas de piel muerta dejadas atrás por Jessica Chastain y Tom Hiddleston), así como modelos a escala de los fantasmas que aparecen en la película, y algunos cuadros perturbadores situados en dicha época. Al finalizar esta sala, uno se encuentra con el imponente Ángel de la Muerte, de “Hellboy 2: El Ejército Dorado”, donde no puede faltar la fotografía del recuerdo.
Magia y Ocultismo
La sala posterior fue la que más llamó mi atención al ver el programa, y mi sexto sentido no me falló. “Magia y Ocultismo” recibe a la audiencia con el maletín que el Profesor Broom, el padre adoptivo de Hellboy, utilizaba para enfrentar demonios, con cada uno de sus artefactos de defensa contra lo paranormal. También se exhibían algunos artes conceptuales de la película que del Toro produjo y que, al cierre de este artículo, está a unos días de estrenarse en México, “Historias de miedo para contar en la oscuridad”. Lo único que puedo decir es que, a juzgar por esos dibujos, la película pinta bien como cinta de horror. Esta parte de la exhibición es muy extensa, y mezcla tanto artículos de colección personal de Guillermo como los bustos y la figura de cera del gran escritor de terror cósmico H.P. Lovecraft (de quien del Toro es notablemente admirador), así como utilería de las cintas de Hellboy como el arma “Good Samaritan”, las balas de agua bendita con las que aniquila a Samael, la máscara del villano nazi de la primera cinta, el rosario de Hellboy y muchos otros artículos. Quizá lo más perturbador de esta sección sean algunos cuadros de diversos artistas (entre ellos el mismo Goya) que van de la mano con el tópico de la magia oscura, como varias reinterpretaciones de la crucifixión e incluso un arte conceptual de la película “Alien”, elaborado por el mismo James Cameron, amigo de del Toro.
Cine, cómics y pop
Como todo buen geek, Guillermo del Toro es fanático y coleccionista de varios objetos extraños, como pueden haber notado hasta este punto, y gran parte de su colección corresponde a artículos de la cultura popular. En la sala de “Cine, cómics y pop”, del Toro nos recibe con el puesto de periódicos donde compraba con su abuelita cómics y revistas de terror y ciencia ficción durante su infancia (y yo me consideraba sentimental). No les hablo de una recreación o una replica del puestito de estructura metálica que es común ver incluso hoy en día, sino que el director de “El Espinazo del Diablo” compró el pequeño establecimiento y llevó consigo mismo (literalmente) un pedazo de su infancia en las calles de Guadalajara hasta California, y de algún raro y poético modo, el puestito de periódicos y revistas ha vuelto a Guadalajara junto con esta exposición. A un lado de este, se encuentra una pared entera (ni siquiera salieron todos en la foto que tomé) de varios ejemplares de distintas publicaciones setenteras de misterio, terror y ciencia ficción. Así como del Toro afirma que fue su niño interior quien realizó “El Laberinto del Fauno”, un adolescente interno fue quien realizó las dos cintas de Hellboy, personaje creado por Mike Mignola. Este gran personaje se hace presente en esta colección con la túnica de cuero detectivesca que Ron Perlman utilizó en la cinta, junto con la otra pistola mata-demonios que aparece en la segunda entrega, el “Big Baby”. También aquí podemos encontrar la túnica que utiliza Rasputín (el antagonista de la primera película) y el traje de Johan Krauss, compañero de Hellboy en la segunda entrega (cuya voz fue doblada en español latino por Eugenio Derbez). También podemos ver varios dibujos de Hellboy realizados a manera de arte conceptual por el mismo Mignola para la película y de entre ellos resalta un dibujo que tiene como leyenda “Sé que mi muchacho está en buenas manos”.
Frankenstein
La siguiente sala es, sin lugar a dudas, la más personal de Guillermo del Toro: la que está dedicada a Frankenstein. Del Toro afirma que hay personas que hallaron su fe en Jesucristo, pero él la halló en Frankenstein. Dice haberse sentido identificado profundamente con el mítico personaje creado por Mary Shelly cuando era muy joven, y demuestra su cariño sin límites a la versión de James Whale, interpretado por Boris Karloff. Hay varias figuras hiperrealistas de este personaje, de distintos tamaños, incluso una a tamaño real en la que el monstruo viene acompañado de la niña de aquella icónica escena en el lago (no diré nada más para evitar spoilers a quien no haya visto este clásico del cine de horror). Fue muy grato ser recibido por una pieza que no creí, honestamente, que Guillermo incluiría en esta exposición: la cabeza gigante de Frankenstein que está en el recibidor de Bleak House.
Los otros, nosotros, los monstruos
“Los otros, nosotros, los monstruos” es quizá la sección más breve de la exposición, pero que resume mejor que ninguna el discurso que Guillermo del Toro ha llevado desde el inicio de su carrera y hasta su cinta más reciente: muchas veces, el monstruo es el ser humano, y el monstruo es tal, simplemente por denominación de la sociedad. El nombre de esta sala se debe a que, a los ojos del tapatío, no hay diferencia real entre nosotros y lo que denominamos como monstruoso. Hay recortes, artículos reales de revistas antiquísimas sobre los denominados “fenómenos de circo”, que no eran más que seres humanos con alguna malformación genética o padecimiento clínico. Sin duda, el corazón de la sala son las tres figuras de cera de algunos personajes de la cinta “Freaks”, de Todd Browning, así como del Hombre Elefante de David Lynch. Este camino narrativo desemboca en la más reciente cinta del cineasta, que resalta esta premisa incluso más que el resto de su filmografía: “La Forma del Agua”, mostrando una figura de tamaño real de la criatura y varios pequeños cráneos con variables de color y diseño que fueron explorados durante la pre-producción de la cinta.
Muerte y más allá
Finalmente, llegamos al final de la exposición (que, en total, tiene una duración de casi tres horas), y la última sala lleva un nombre adecuado para la ocasión: “Muerte y más allá”. En esta última sala, podemos apreciar la figura tamaño real de El Hombre Pálido de “El Laberinto del Fauno”, algunos bustos del icónico Nosferatu (representado en varios estilos y materiales), un cráneo del famoso hematófago, una figura tamaño real de Ivan, el cadáver que Hellboy resucita casi al final de su primera cinta, y muchas, pero muchas figuras de vampiros de la serie “The Strain” y su antecesor estético, los vampiros de “Blade 2”.
Como conclusión, la exposición “En Casa con mis Monstruos” de Guillermo del Toro vale cada centavo el precio de entrada (el cual es bastante accesible, honestamente). Desde que te recibe el ojo en movimiento incrustado en la mano del Hombre Pálido en la fachada del MUSA, pasando por la figura de cera de Guillermo que te recibe en la sala de espera, hasta el último boceto y arte conceptual nacido de la mente maestra de este gran director, productor y guionista. Recomiendo fervientemente asistir a este evento, no porque del Toro sea nuestro compatriota, ni porque seas fan de hueso colorado de cada una de sus obras, sino simple y llanamente porque es una oportunidad única (literalmente) de adentrarse en una de las mentes más originales y creativas de nuestros tiempos, que se ha abierto paso en el cine mexicano, internacional, videojuegos, novelas, televisión, e incluso en el sistema de Netflix, y lo ha hecho manteniéndose fiel a su esencia como artista, y siempre poniendo en alto la bandera mexicana. Y como un plus, podrán ver cómo luciría su versión de pingüino albino de su adaptación cinematográfica de la novela de Lovecraft, “En las Montañas de la Locura” que quizá nunca vea la luz. Habiendo dicho esto, ¿ahora si te convencí de asistir?
No se pierdan esta experiencia y visiten a todas esas criaturas y personajes que nos han hecho reír, estremecer, llorar y emocionar en diferentes momentos de nuestras vidas, antes de que sean resguardadas por las puertas y paredes de Bleak House para siempre.
No olvides visitarnos en nuestro canal de YouTube para más información de eventos y restaurantes.
Viaja barato a la exposición de Guillermo del Toro en Guadalajara
Terraza Premier Aeroméxico by Heineken, nuevo espacio de descanso y esparcimiento
Heineken® tradición, calidad e historias detrás de la estrella.
Wright Bros. Oyster House. Paraíso de ostras y conchas en Londres.