Por Alejandro García Blanco
La barrica no nació en el mismo momento que el vino, su creación fue bastantes años después con un fin más de transporte que de crianza, pues se desconocían las bondades que se desarrollarían en presencia de la madera. En varias partes de España todavía se ven en algunos museos las ánforas de barro que usaban para conservar el vino y transportarlo, por supuesto con las consecuentes pérdidas y roturas que ocurrían por su fragilidad, igual eran usadas para transportar vino, aceite de oliva, agua o semillas.
El comercio y la necesidad de llevarlo a destinos lejanos dio pie a crear un contenedor que facilitara la operación y los largos trayectos, la madera fue entonces el material usado para su construcción. Al llegar a su destino se dieron cuenta que la evolución del vino era diferente y más agradable que en el resto de los contenedores usados, por lo que en ese momento se prefirió usar los barriles o barricas para su traslado. Esto fue hace cerca de dos mil años, a partir de ese momento surge entonces la visión de entender la íntima relación que surge entre el vino y la madera, relación que a la fecha se sigue procurando para convertirla cada día más armónica en beneficio de un resultado más placentero.
DOCa Rioja
Esta íntima relación que se da entre el vino y la madera se da por dos vertientes, la primera es por la micro oxigenación que se presenta debido al aire que a través de los poros penetra, transmitiendo su parte de taninos y domando, puliendo, suavizando, el componente tánico del vino, volviéndolo más sedoso. El segundo camino son todos los componentes que la madera, además de sus taninos, otorga y provoca que surjan en el vino, como son toda la gama de aromas que se desarrollan en la crianza del vino, como son las notas de vainillas, cacao, tabaco, chocolate, especias, dependiendo del origen y características de fabricación de las barricas.
DOCa Rioja
No cualquier madera es apta para desarrollar una amistad con el vino y que de esta relación se tengan además resultados positivos. La amistad es bidireccional, esta relación también lo es, pues del vino se necesita que tenga una estructura tánica correcta, expresión frutal, acidez y alcohol suficientes para soportar la personalidad de la madera, para que al inundar los poros de la barrica compartan sus dones y se de una evolución y equilibrio para que surja un vino con balance, acidez, elegancia, que exprese la fruta y el lugar o terroir de donde sea su origen. De todas las maderas, el roble demostró con el paso de los años tener las cualidades indiscutibles para evolucionar con el vino y así obtener los atributos tan apreciados que se buscan en éste. Destacaron dos especies de roble, el americano y el francés, cada uno con características diferentes pero ambos aportando virtudes al vino en su crianza.
Barricas, DOCa Rioja
El roble americano (Quercus Alba) es originario de los bosques del este de los Estados Unidos, el tamaño del poro de esta madera es más grande que el francés, razón por lo cual transmite con mayor rapidez las propiedades de esta variedad de roble, sus taninos son más amables y las notas de pastel, vainilla y coco, son impregnadas exitosamente en el vino.
Tipos de vino de Rioja
Quercus Petraea es el nombre del roble de origen francés, crece en los bosques de Europa y Francia es donde se encuentran la mayor cantidad de ellos, los nombres de algunos bosques famosos son, Allier, Le Fôret du Centre, Nevers y Troncais, habitualmente se puede apreciar el nombre del tonelero y la procedencia u origen del bosque en las tapas de la barrica. Estas barricas francesas requieren permanecer más tiempo en contacto con el vino pues al ser los poros más pequeños aportan de manera más lenta sus atributos, dejando en el vino notas de chocolate, tabaco, cacao y otras especias, para que con el tiempo y la crianza en botella destaque su sello y provoque un toque de elegancia en el paladar. La barrica bordelesa tiene una capacidad de 225 litros, equivalente a 300 botellas si la aritmética no falla, al igual que todas las barricas éstas se someten a un tostado de diversas intensidades que se convierte en una variable adicional en el proceso.
Matias Callejas, Bodegas Beronia, Rioja, España
El enólogo es el responsable de decidir el tipo de barrica, tostado, procedencia y el tiempo que dure en contacto con la madera y que le acomode mejor a sus vinos, en la DOCa Rioja en Bodegas Beronia, su enólogo Matías Callejas ha desarrollado un estilo diferente del uso de la barrica, es decir, ha fabricado barricas mixtas, donde el cuerpo está fabricado con roble americano y las tapas están fabricadas con roble francés. El 95% de sus vinos son tintos y su crianza se realiza en barricas nuevas mixtas, el enólogo fue pionero en el uso de estas barricas mixtas, acción que le ha dado a la bodega un distintivo en el toque que esta barrica da a los vinos de la bodega. En relación a la aportación de la madera mencionó en una plática sostenida hace tiempo con él “Hay tipos de madera para cada vino, damos menos madera pero de una mayor calidad, lo que hace vinos complejos e interesantes, debemos escuchar al vino en su crianza para saber, para conocer el momento de cambiar a botella”.
DOCa Rioja (Denominación de Origen Rioja)
Elena Adell, enóloga de la Bodega Campo Viejo también de la DOCa Rioja y con quién tuve la oportunidad de platicar en reciente visita a México, expresaba que la bodega tiene propiedades en Rioja Baja, Rioja Alta y Alavesa, teniendo como resultado una combinación de toda la zona de Rioja pues cada una de ellas tiene su muy individual expresión y que la parte de la selección de cada barrica es vital en la crianza de los vinos, seleccionando no sólo si es roble americano, francés, ruso o húngaro, sino hasta el bosque de donde se trae la madera para su fabricación. Eso sí siempre permitiendo la expresión de la fruta y que la madera no opaque ninguna de sus virtudes.
Bodegas Eguren Ugarte, La Rioja, España
Seguramente en los no tan jóvenes aficionados al vino de la DOCa Rioja recordarán tal vez una mayor presencia de madera, que si bien no es desagradable, no permitía apreciar la frutalidad de la uva y la expresión de la tierra, la tendencia actual en los vinos de la denominación es precisamente dar el toque suficiente de madera sin que oculte la expresión de la fruta y el terroir, pues estas dos características son las que hacen del vino que sea único e irrepetible al no existir una combinación igual en otra parte del mundo.
Algunos jóvenes aficionados al vino posiblemente recuerden al vino de Rioja como un vino amaderado y anticuado, por referencia a sus padres o abuelos. La actualidad está muy lejana a esta imagen, donde los vinos de la DOCa Rioja son una nueva generación de expresión frutal en un contexto de armonía y elegancia.
