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Después de la pandemia. ¿Hacia dónde va la ciudad de Las Vegas?

por Carlos Dragonné
Texto y fotos: Carlos Dragonné

¿Cómo reaccionar después de la pandemia? ¿Cómo rearmarse tras la pausa? En mayo del año pasado veía con incredulidad lo que pasaba en Las Vegas Boulevard desde mi casa, gracias a un sitio de internet que tiene una larga lista de cámaras web conectadas en diversas ciudades del mundo. Entre las que me interesaban estaba la que está colocada sobre la tienda American Eagle justo frente al hotel New York New York. Abrir la conexión de la cámara y ver la imagen está entre los momentos más inquietantes de la pandemia. No se veía movimiento. En una especie de escena de mundo postapocalíptico, la ciudad que presume que nunca duerme no tenía vida alguna. Las Vegas estaba detenida y, como muchos, debo confesar que me pregunté si podría regresar de esta crisis con la misma fuerza.

después de la pandemia

“Hubo un momento, hace unas semanas, en que podía salir al piso del casino y aventar una lata y no le pegaba a nadie”, me confiesa el gerente de uno de los restaurantes que visité esta vez. Camino por el piso del casino, en medio del ruido natural de la ciudad, los sonidos de maquinas, los gritos de la gente celebrando victorias o sufriendo derrotas en las mesas y me cuesta trabajo imaginarme el espacio vacío. Pero así fue el COVID. Las Vegas, una ciudad que funciona sin parar y a la que no imaginamos en silencio tuvo que parar y repensar en dónde estaba y hacia dónde quería ir.

Como en todo, la idea tuvo que partir de la base de lo que somos y de lo que queremos contar ahora que todo empiece a adaptarse a lo que llamamos esta “nueva normalidad”. Y en medio de todo ello, caminando por un Las Vegas Boulevard que me parece más vacío que nunca, intento definir lo que está pasando detrás de las puertas de hoteles, teatros, atracciones y lo que antes parecía hasta abrumador. La ciudad de Las Vegas no puede regresar a lo que era antes después de la pandemia. Va a necesitar tener algo que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo: una identidad.

vegas después de la pandemia

El trabajo después de la pandemia no va a empezar de cero. De hecho, Las Vegas ha comenzado a definir una identidad que va más allá de lo que define la ciudad del juego o, como se le conoce, la ciudad del pecado. A partir de la tragedia y la adversidad, la ciudad comenzó a definir una estrategia para darle fuerza al concepto de Las Vegas como un punto de origen y no sólo de destino. Hace unos años el #VegasStrong se convirtió en algo más que un grito de guerra. Se volvió el motor de esa identidad que tanto buscaba la ciudad. A escena los Raiders, los Golden Knights y las Aces como equipos profesionales que le dieran un sentido de pertenencia a los locales.

Hablar de pertenencia en una ciudad que depende de los viajeros parece una especie de contradicción, pero la realidad es que el turismo se alimenta de esa búsqueda de identidades. Como viajeros intentamos comprender los lugares a los que viajamos a partir de los espacios que nos reciben. Era, entonces, un gran momento para revitalizar la ciudad que significaba el exceso,  la fiesta, el juego y los casinos. Era momento de darle a Las Vegas una razón para que los viajeros quisieran regresar. Es ahí que teníamos que regresar a los orígenes de la ciudad.

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Y no se trata de la búsqueda de los mejores casinos, sino de la identidad de las leyendas y los espacios clásicos que han ido perdiendo la lucha entre la llegada de nuevas marcas, de nuevos jugadores dentro del strip y de nuevos hoteles que están queriendo acaparar el mercado de lo innovador. Sin duda el futuro tiene cara de tecnología -y para ello está el proyecto de La Cúpula que se está construyendo desde hace un par de años-, pero pasando por recuperar lo que Las Vegas representa en su esencia y limpiar lo que ha pasado en la pérdida de esa esencia.

Las Vegas sabe que después de la pandemia no puede ser más la ciudad del juego. Solo Georgia, Hawaii, Kentucky, New Hampshire, Carolina del Sur, Utah, Vermont y Virginia no tienen casinos, así que la identidad de cartas, ruletas, baccarat o tragamonedas no puede ser tu moneda de cambio. Gastronomicamente, a pesar de la grandeza de muchos de sus lugares, hay ciudades que ofrecen un panorama culinario digno de atención, por lo que tiene que haber algo más que nos invite a llegar a McCarran International o, en caso de que sean más aventados, a manejar por la I-15 desde California, Idaho o Utah, o usar la 40 y la 93 si vienen desde Arizona.

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No podemos dejar a un lado los espectáculos que, ahí sí, son únicos para la ciudad. Por ello se llaman “Residencias”. Pero lo que está atrayendo a los viajeros a Las Vegas va más allá de eso y la gente que toma las decisiones lo sabe. El público viajero está dispuesto a regresar a una ciudad siempre y cuando les de una vivencia más allá de lo que creíamos conocer. Ya no se trata solamente de comprar en una tienda enorme y luego ir a jugar unas horas a las máquinas. Ya no  se trata de comer bien y de salir corriendo a un teatro a ver un show de Cirque du Soleil. El viajero está buscando algo más, algo que le dé sentido a caminar por el Strip, moverse al centro o recorrer casinos en búsqueda de su victoria particular, sea lo que sea que esto signifique.

En medio de un crecimiento increíble y la llegada de nuevas opciones -no sólo de entretenimiento, sino de hospedaje-, parece una extraña contradicción estar volviendo a los orígenes, pero en realidad está funcionando. Las Vegas es una ciudad fundada y sostenida en las imágenes legendarias de sus protagonistas: Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis, Elvis Presley, Marilyn Monroe, Bugsy Siegel, Meyer Lansky, Joey Bishop, Liberace. Entonces, después de la pandemia, ¿por qué no irse de lleno hacia lo que esto representa? De ahí que hoteles que habían desaparecido regresen y que otros que cuentan la historia de la ciudad no sólo se niegan a irse sino que aprovechan sus ubicaciones para convertirse en los nuevos referentes de la ciudad.

La ciudad requiere revitalizarse para impulsar el turismo real, ese que regresa más allá de los caprichos momentáneos y que intenta encontrarse en un lugar donde otros se pueden perder. Y, como todo destino turístico, se requiere de un misticismo especial que atraiga al viajero para dejarlo con ganas de un poco más y, así, mantener el ciclo virtuoso de la visita.

Es urgente que se entienda que Las Vegas deberá cambiar después de la pandemia. Y esa reinvención parece que está llegando de la mano de planes para echar raíces y no sólo para escapar por un momento. Hace tiempo les platicaba que una ciudad en la que todos parecen quitarse la máscara y ser lo que ocultan era, por mucho, una de las atracciones más interesantes de observar en las calles de Las Vegas. Hoy, años y decenas de visitas después entiendo que algo está cambiando. No sé si fue la pandemia o algo que venía gestándose desde antes, pero Las Vegas está empezando a generar una identidad que va más allá del oropel y la mampostería. Las Vegas está renaciendo a partir de las leyendas que la construyeron. Habrá que ver el resultado final. Y seguiré regresando para descubrirlo.

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