Por Elsie Méndez
Siempre he pensado que lo que hace interesante a una bodega de otra es su historia, sobre todo si tomamos en cuenta que entre ellas, divididas por solo unas cuantas parcelas, la diferencia entre la gran calidad sus vinos puede no ser mucha, incluso pueden ser ante los ojos – y paladar – del consumidor común y corriente prácticamente iguales, y por eso lo que los define como empresa productora de vino es lo que los hace únicos entre cientos asentados en una misma denominación de origen que defiende que todos hagan un buen trabajo. Con esta premisa, hoy les contaré de la Bodega Convento de San Francisco, una empresa que comenzó con el único deseo de hacer buen vino y lograr la armonía entre el pasado donde se asienta la misma, y el legado que sueñan dejar en la Ribera del Duero.
Me reuní con Cesar Pitarch hace unos meses, uno de los miembros de la familia Pitarch-Rodríguez – hoy propietaria única de la bodega que en su momento fundaran junto con la familia García-Díez – que lleva el mando de Convento de San Francisco; la cual tuve oportunidad de conocer hace algunos años cuando estuve de visita en la Denominación de Origen Ribera del Duero, allá en la bella España.
Aquí no hay eso de que el abuelo, bisabuelo o pariente todavía más antiguo abrió la bodega y ahora los chavales de la familia son responsables de continuar con lo que sus ancestros crearon con el sudor de su frente, y con la sangre que corrió en las luchas por las tierras de no se en que batalla que pudieron perder; aquí la historia es mucho más joven, con tan solo 20 años (al momento de escribir esto, ya que la bodega se fundó en 1998), Convento de San Francisco ha logrado poner su nombre en las listas de vinos de importantes publicaciones especializadas, sus vinos han sido galardonados por reconocidos premios, y han tenido la tenacidad de ponerse al tu por tu con bodegas de muy larga trayectoria, o como diría mi abuela, de “Rancio Abolengo”.
La bodega se asentó sobre las ruinas del que fuera el Convento de San Francisco de Peñafiel, Valladolid, en el corazón de la Ribera del Duero. Los trabajos de reconstrucción tuvieron como finalidad darle ese aspecto majestuoso que a la vista respaldara lo que ellos buscaban respetar de esta zona, la larga trayectoria y experiencia de la denominación de origen elaborando vino de muy alta calidad. Es la manera en la que uno entiende que ahí no se hace un vino cualquiera, se elaboran caldos que irán tomando su propia personalidad teniendo como base los aromas y sabores de estas tierras que aun guardan un poco de esa antigua y ancestral herencia, que entre piedras y tierra arenosa, aporta a cada gota de los vinos que se producen en la bodega.
Las técnicas modernas para la elaboración de los vinos de la Bodega Convento de San Francisco son la clave para lograr que en cada añada se resalten los valores que la hacen singular y distinta a los de otros años. Es justo otros de los valores de la bodega, el entender que en cada vendimia se encontrarán personalidades y expresiones en las uvas, que las harán distinguirse de la anterior y de la siguiente que venga. Eso, a mi parecer, me parece más divertido que siempre tratar de igualar casi a la perfección, año con año, cada vino que se elabora en la bodega, cuando todos tenemos claro lo difícil que es tomando en cuenta que el clima tiene pequeñas o grandes variantes que afectan a la uva proporcionándole un carácter que dará como resultado un nuevo vino.
También quiero resaltar el trabajo de la gente, que también influye en esas notas que hacen que cada bodega sea diferente. Desde el campo hasta el más sencillo de los trabajadores en la zona de elaboración, aportan, por pequeña que esta sea.
Aquí es entonces cuando vemos porque los vinos de Bodega Convento de San Francisco resultan del agrado de expertos y aficionados o entusiastas de esta bebida que en México tiene cada día más adeptos, quienes están en busca de nuevas propuestas, para su paladar y conocimiento, o para aquellos expertos que les interesa regresar y ver las diferencias entre los hijos que cada año nacen de las vides, las barricas y el descanso de esta joven vitivinícola.
Cuatro tipos de vinos pueden degustar resultado del comprometido y profesional trabajo de esta bodega:
- Convento San Francisco.- Los vinos más jóvenes, que en este momento pueden encontrar con las añadas 2009 y 2010. Cada una ofrece una forma de mostrar como el clima y el entorno le dio forma a cada una de las vendimias. Si quieren leer más sobre sus características e información más técnica les sugiero entrar aquí. Nadie mejor que ellos para explicarlas. Lo que si puedo decirles en mi opinión es que son muy buenos vinos para tomar entre amigos ya mismo, aunque con virtudes para dejarlos guardado por ahí y descubrir como evolucionan con el tiempo.
- Convento San Francisco Reserva Especial.- En este caso la añada 2005. Este se elabora en años excepcionales, donde se seleccionan viñedos, con uvas Tinta del País y Cabernet Sauvignon. Tuve el gusto de poder degustar este vino y puedo decirles que lo encuentro en una edad perfecta donde se siente que el vino ha tomado madurez y una forma más compleja, sin perder esa jovialidad y frescura donde la fruta está presente y nos dice que si lo dejamos unos años más guardado seguro nos dará una muy buena sorpresa. Aunque debo aclarar yo siempre digo que para guardar el vino esta la bodega, yo que se donde esté en unos años y mejor me lo tomo ahora. Si desean leer la fina técnica pueden leerla aquí.
- Lagar de Aldeasoña.- Lo interesante de la añada 2006 es que se elaboró con uvas de Aragonés y viñedos prefiloxéricos con edades que van de los 60 a los 101 años. Eso es importante cuando se piensa que entre más viejitas las vides, mejor calidad en las uvas, menos cantidad de frutos, lo que los hace muy interesantes. Merecedor de importantes premios, vale la pena conocerlo de cerca. Conoce más de este vino aquí.
- Aldeasoña.- 2005. Para elaborar este vino se han empleado uvas de Aragonés de 9 Ha de viñedos prefiloxéricos de 85 a 101 años, y los vinos estuvieron 23 meses en barricas de roble francés. Un vino potente, de gran personalidad, complejo en el paladar, un vino que se toma con respeto. Pueden leer la ficha técnica aquí.
Como lo he dicho en otras ocasiones, no es que me de pereza escribir sobre las características organolépticas de los vinos, simplemente me parece que hablar de aromas y sabores que la mayoría de las personas no encuentran por no haber desarrollado la habilidad (no se nace con eso, se los juro), no me parece necesario, porque al final lo que importa del vino es la razón por la que se debe beber, como por ejemplo haber estado guardado para que tomara su mejor madurez por meses en la bodega, lo que implica que los propietarios tuvieron dinero parado ahí por más de dos años, con la finalidad de entregarnos vinos que nos darán dicha y placer al momento de catarlos, o sencillamente tomarlos.
Apostar y abrir una bodega no es tema fácil, son tantos los riesgos que se corren hasta que llega el momento de sacar la primera añada, y eso es justamente lo que hace que Convento San Francisco merezca nuestro respeto y nosotros apostemos por ir y adquirir una de sus botellas, porque pusieron todo sobre la mesa con el afán de darnos vinos que nos demostrarán la gran generosidad de su tierra al regalarnos la dicha de un gran momento de placer al beberlos.
En México los pueden adquirir con Cavas del Mundo MX a muy buenos precios, porque ellos son los importadores y distribuidores. No se arrepentirán de haber seguido mi consejo.
Que los disfruten y ¡Salud!
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