Por: Carlos Dragonné @carlosdragonne
Día 2 en Las Vegas. Despertar y ver una ciudad lista para satisfacer nuestras expectativas gastronómicas es una de esas experiencias que todos deberían, por derecho, poder vivir en algún momento. Y es que no era para menos, pues el día anterior recibimos sorpresas en forma de cocteles y una cena maridaje en Jean Georges Steakhouse que nos había puesto por el camino del placer. Era momento de darle rienda suelta a los antojos. Así que, a bañarnos, tomar la cámara, lavarnos los dientes y salir con ojos cerrados y paladar abierto. Porque era momento de comer en Las Vegas. Y comer como se debe.
Cuando a uno le dicen la palabra “Buffet”, el significado normal es una comida mediana, para salir del paso, a un precio muy decente. Pero, ¿qué pasa cuando la experiencia de un buffet arranca con el que ha sido catalogado el mejor buffet en Estados Unidos por 4 años consecutivos? Así empezó el jueves para nosotros. Al ser parte de las propiedades de MGM Resorts International, entre Aria Resort & Casino y el icónico Bellagio hay un tren que conecta a los huéspedes o visitantes y que nos deja en una entrada de esta importante propiedad de Las Vegas para recorrer las tiendas rumbo al lobby principal y, así, adentrarnos en el casino que en sus extremos va descubriendo lugares increíbles que ya visitaremos más adelante, como Hyde o el Lily Lounge. Pero son las 9 de la mañana, así que el escenario de una bebida no está en la mente y nos dirigimos al famoso The Buffet.
Este lugar, al mando del Chef Edmund Wong es un monumento a la gula. Así me viene a la mente la forma más práctica de definirlo. Imaginen entrar a un lugar en donde para donde volteen hay comida, pero no cualquier comida. Olvídense de las bandejas de huevo revuelto y salchichas asadas ad infinitum. Aquí cualquier tipo de antojo matutino puede ser cubierto. Desde un saludable plato de fruta con yogurt hasta una mini hamburguesa con vegetales asados, pasando por una charola de rebanadas de tocino que sólo logra hacerme salivar y agradecer la bendición del puerco bien cocinado.
Edmund Wong se acerca a la mesa con una sorpresa para los comensales. The Buffet at Bellagio es único en su clase al servir, como parte de su buffet, caviar para quien quiera disfrutar de este manjar normalmente reservado a menús caros en otros restaurantes. Wong nos explica que, buscando convertir este lugar en un imperdible de Las Vegas, se propuso crear una enorme cantidad de opciones para quienes visitan para saciar el hambre pero también haciendo hincapié en la necesidad de mantener los estándares de calidad y lujo que rodea al Bellagio. Y no decepciona pues llegan tres tipos distintos de caviar a la mesa que saboreamos sin culpa alguna y que, sabiendo el cinismo que esto representa, como una entrada para darle rienda suelta al hambre.
Después, una visita a la variedad a nuestra disposición. Sería un exceso contarles cada uno de los platillos que desfilaron por la mesa, pero sí puedo destacar las costillitas BBQ y las ya mencionadas hamburguesas que tuve que probar en sus tres distintas preparaciones. Y, por si fuera poco, nos damos la indulgencia de también visitar el área de sushi y cerrar la mañana con un cupcake que nos endulza antes del mediodía y nos advierte que, otra vez, será una jornada gastronómica impresionante.
Por supuesto, siguiendo la costumbre correcta y saludable, nos dimos a la tarea de caminar por Las Vegas en lo que llegaba la hora del siguiente evento. Aprovechamos para recorrer algunas de las propiedades de MGM Resorts International y sí, jugar un poco en el casino del New York, New York Casino en donde tristemente, tengo que confesarles que me peinaron 20 dólares lo suficientemente rápido como para dedicar mis gastos a otra actividad. Así que decidimos caminar por Las Vegas Boulevard y admirar lo que hace a esta ciudad tan especial. Desde las atracciones propias de cada hotel como la pequeña montaña rusa instalada al interior del New York, New York, pasando por un pequeño memorial hecho para recordar a las víctimas del 11 de septiembre, hasta lugares temáticos como Goretorium, creado por el director y productor cinematográfico Eli Roth, Las Vegas tiene todo tipo de formas de entretenimiento y disfrute para cualquier hora.
Ya de regreso en Aria Resort & Casino, era hora de cambiarnos para uno de los compromisos que más nos llenaba de expectación y nos inquietaba. Era hora de subirnos a la limosina y dirigirnos al MGM Grand. Este hotel insignia de la cadena y que se ha convertido en un referente absoluto de Las Vegas hospeda dos lugares que, en cuanto pisen la ciudad, tienen que agendar una visita. Primero, L’Atelier de Joel Robuchon, un concepto gastronómico creado por este Chef nacido en Poitiers, Francia y que ostenta, al día de hoy, 27 Estrellas Michelin en total entre sus 18 restaurantes alrededor del mundo. Y 4 de esas estrellas están en el MGM Grand. 1 en L’Atelier.
Nos recibe el gerente general con una copa de champaña y algo que pocos podrán vivir: una visita a la cocina abierta de L’Atelier. Este concepto nació por la necesidad de Joel Robuchon de compartir su cocina más allá de las mesas de manteles largos, en un ambiente más abierto, amigable y de confort en donde, a pesar de ello o, mejor dicho, gracias a ello, la cocina se disfruta de manera increíble detrás de la idea de las tapas españolas con la visión culinaria del que fuera reconocido como el Chef Francés del Siglo por la guía Gault Millau. Platicar con los cocineros mientras preparan todo para la apertura a los comensales y tener la suerte de estar junto a ellos en la cocina mientras rebanan una pierna de 5 Jotas o comienzan el mise en place de sus estaciones es de esas experiencias que quedan en la memoria.
Pero era el momento de la cena, por lo que nos cambiamos de lugar al establecimiento de junto. ¿Les dije que Joel Robuchon tiene 4 Estrellas Michelin en Las Vegas? Bueno, pues las otras tres fueron otorgadas a Joël Robuchon, el único restaurante fine dining que este ícono mundial de la cocina tiene en todo Estados Unidos. Premio 5 Diamantes AAA, 5 Estrellas de Forbes, y el Grand Award de Wine Spectator son algunos de los reconocimientos que tiene este lugar que abre las puertas para redefinir la elegancia absoluta en Las Vegas. El salón comedor es fastuoso, lleno de ese espíritu de la cocina francesa que envuelve toda la experiencia gastronómica en un momento de lujo porque la cocina, para ellos y, en especial para Robuchon, es el momento absoluto del placer.
Un menú de degustación creado especialmente para nosotros. Un recorrido por la gastronomía de un hombre que, como anécdota y a través de sus anécdotas, inspiró la película Ratatouille, y que en la realidad ha inspirado a un incontable número de cocineros que hoy son famosos por sí solos y que reconocen, a pesar de todos sus logros personales, la profunda influencia de Joël Robuchon no sólo en su cocina, sino en sus vidas. Un maridaje perfecto para acompañar ese menú que nos maravilló, nos llevó al escalofrío, nos conmovió, nos alteró los sentidos y, cuando creíamos que todo era perfecto, se coronó con la llegada sorpresiva del propio hombre que nos llevó hasta las lágrimas emotivas con sus sabores y su cuidado por la cocina. Pero el detalle de esta cena se los contaré en otro artículo enteramente dedicado a la que, hoy por hoy, ha sido la mejor experiencia gastronómica de mi vida.
El regreso a Aria Resort & Casino lo hicimos en silencio. 10 personas que, en cualquier circunstancia, no paran de hablar (o no paramos de hablar, para ser justos), no podíamos expresar palabra alguna para no ensuciar con la insuficiencia del lenguaje lo que acabábamos de vivir. Y creo, además, el silencio era la explicación perfecta para entender que aún teníamos 3 días delante de nosotros y que esta ciudad aún tenía demasiadas sorpresas guardadas.