Por Elsie Méndez @sabormexico
Tome el puente de Golden Gate en dirección a Sausalito, y, mientras dejaba atrás la ciudad de San Francisco, me toco esa niebla que pasa por encima del puente y lo va cubriendo como un abrazo de gigante blanco haciendo aquello un momento sublime. Iba camino a Cavallo Point Lodge, a pasar dos noches que me dejarían renovada y lista para continuar mi viaje a Sonoma.
Situado a los pies del inigualable Golden Gate, en lo que fuera la base militar de Fort Baker del ejercito de E.E.U.U., el Cavallo Point nos recibe rodeado de un ambiente natural, donde flora y fauna se respetan y se disfrutan al máximo por quienes tenemos el placer de hospedarnos y pasar unos días inolvidables en este hotel.
Rodeado de un frondoso bosque, se llega bajando el sendero que nos conduce a la calle principal donde se ubican los 24 edificios originales y restaurados de lo que fueran las residencias y áreas de oficinas de esta base militar. Un viaje en el tiempo a la vista, con esa plaza de armas que en su centro erige con orgullo la bandera nacional, la cual se mueve con el ritmo que el aire marca y la hace ver tan majestuosa. Entre apresurada al lobby principal para resguardarme del fresco viento, ahí encontré un personal amable y dispuesto a dejarme libre para irme a mi habitación lo antes posible y comenzar la aventura del regocijo que se vive en este lugar.
Tenía dos opciones: Dormir en algunas de las habitaciones que forman parte de lo que fueran las antiguas casas de los militares que ahí habitaron y que han renovado de forma exquisita, respetando minuciosamente hasta los detalles más simples, como los muebles que en algún momento fueran parte la cocina de la casa, y que hoy se han integrado perfectamente a la habitación y no desentonen. Todas con salas en el recibidor y los sistemas de calefacción originales, que se complementan con los modernos que fueron diseñados para parecer de la misma época que corresponden las construcciones de estas casas. Los baños son realmente encantadores, llaves, pisos, paredes, todo replicas de las originales. Los muebles tan idénticos como los de las familias que ahí vivieron, de finas maderas elegantemente labradas.
La segunda opción, por la que me decidí, son las construcciones modernas que se añadieron para ofrecer más habitaciones a los cientos de visitantes que ansían disfrutar Cavallo Point Lodge cada año. Estas edificaciones fueron diseñadas bajo el más estricto control para no afectar el medio ambiente en donde se encuentran, ya que estas están ubicadas en las laderas que rodean lo que fuera la base militar. Por estas construcciones el hotel ha recibido las certificaciones más importantes como la de categoría oro que le otorgó LEED (Leadership in Energy & Environmental Design por sus siglas en ingles o Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental en español). De altos techos, sumamente espaciosas y con equipos modernos, estos cuartos ofrecen grandes ventanales y terrazas privadas que tienen las vistas más hermosas del Golden Gate, y que fue ahí donde cada mañana me quedaba por varias horas admirando y dejándome llevar por la exquisita paz que se apodera de uno en este lugar.
Toda la ropa de cama y blancos son orgánicos, de finos algodones, linos, lanas, como parte sus estándares de protección y cuidado al medio ambiente. TV´s de plasma de enorme tamaño, amenidades con recipientes para rellenar y no contaminar con las versiones pequeñas, máquinas de café de Nespresso, agua natural en jarras con filtros especiales para purificación, equipo de sonido con adaptadores para las nuevas versiones de celulares iPhone, servicio a la habitación, aire acondicionado, ventilador de techo, y chimenea eléctrica, servibar, todo lo que uno pudiera necesitar para sentirse lo más cómodo posible.
Cuando logré salir de mi habitación la primera mañana, decidí caminar hasta el restaurante donde se ofrece el desayuno y así poder admirar el paisaje que rodea al hotel, ya que existe también el servicio de transportación desde estos cuartos hasta las zonas comunes, pero nada mejor que sentir la suave brisa y poder llenarse los pulmones de aire puro con aroma a lavanda, eucaliptos y otras flores que se encuentran en toda la propiedad.
El restaurante Murray Circle ofrece los desayunos, brunch, comidas y cenas para huéspedes y visitantes de lunes a domingo. Conformado por un elegante comedor, de techos labrados en madera cubiertos de hoja de oro, muebles de finas maderas, y elegantes cortinajes. Su menú goza de fama y reconocimientos por su extraordinaria cocina. Como el sol estaba brillante y la mañana se dejaba sentir más cálida, decidí sentarme en el porche, en el cual tienen montadas largas mesas comunales y otras más pequeñas, dispuestas de tal forma que todos podamos admirar el paisaje y las vistas del Golden Gate y la ciudad de San Francisco, así como la gallarda Plaza de Armas . Algo sencillo como unos huevos con tocino, café recién hecho, jugo fresco de naranja, pan hecho en casa al igual que las mermeladas y mantequillas, si, sencillo, pero con un sabor maravilloso. Mientras desayunaba, junto a mi estaba una elegante señora con un perro divino, quien, al igual que su ama, tenía a su disposición comida, agua y un tapete especial para que pudiera estar echado y disfrutando de los rayos del sol que se escurrían por el piso. Si yo pudiera viajar con mi mascota, se que hubiera sido muy feliz en este sitio.
Hay mucho que hacer en Cavallo Point Lodge, y estaba dispuesta a realizar tantas actividades como me fuera posible, especialmente las relacionadas con la gastronomía, y aquí me encontré con una de mis favoritas, las clases de cocina. Impartidas por el reconocido chef ejecutivo del hotel, y otros más invitados, el hotel cuenta con la escuela de cocina con el lugar No. 1 en toda la zona. El espacio es enorme, con todo el equipo necesario para que uno salga de ahí preparado para presumir con nuestros familiares y amigos, un menú completo que los dejara boquiabiertos. Por espacio de tres horas el chef y su equipo, nos dan todos los detalles e instrucciones para elaborar las recetas paso a paso, y al final, sentarnos a degustar nuestras creaciones. El tiempo paso volando.
Una merecida siesta, y baje a la zona cercana a la recepción en un patio donde enormes chimeneas de piso rodeadas de sillas tumbonas de madera y afelpadas cobijas de lana, nos invitan a pasar la tarde con un buen libro acompañado de una copa de vino blanco o tinto, café o té que ofrecen gratuitamente por la tarde para los huéspedes.
Antes de que la tarde se fuera del todo, me dirigí al mismo porche donde había desayunado para sentarme en una de sus mecedoras y admirar el atardecer. Es espectáculo que la naturaleza ofrece siempre resulta sorprendente, imaginen ver el Golden Gate y los rayos de sol rojos, naranjas, amarillos cruzando el cielo y de pronto un cúmulo de niebla pasando por en medio del puente, los reflejos que se alcanzan a admirar rebotan desde el agua, y el sonido de las bocinas de precaución de la niebla sonando, un momento sencillamente soberbio.
Al día siguiente alquile una de las bicicletas y me fui a dar una larga vuelta y por la tarde aproveche el servicio de transportación que el hotel ofrece para ir al muelle de Sausalito desde donde salen los transbordadores que nos llevan a San Francisco e ir a pasear al Ferry Building y a mi regreso me dieron el mismo servicio para regresar por parte del hotel. Por la noche me tumbe en uno de los sillones de piel en el Farley bar para tomar unos de sus magníficos cocteles y botanas frente a la chimenea.
Una de las ventajas de Cavallo Point Lodge es que no tienen que ser huéspedes para disfrutar de sus áreas con fogatas, los porches con las mecedoras, pasear por su montaña, comer o cenar en sus restaurantes, ya que están abiertos a todos los visitantes que así lo deseen, gozando de esa sensación de placer absoluto que ofrece este lugar.
Mayores informes:
Cavallo Point Lodge