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Y el hombre hizo a la cocina en… ¡miles de años!

por Elsie Mendez Enriquez

Elsie Méndez @sabormexico

Y me atrevo a decir miles de años porque lo primero que tuvo que hacer fue descubrir el fuego y de ahí controlarlo para finalmente darle los cientos, si no es que miles también, de usos que actualmente tiene.

Primero con madera y después con carbón hasta llegar a la electricidad, la evolución de los fogones e instrumentos para cocinar a través del tiempo tiene una historia por demás interesante. La tala indiscriminada de árboles en la edad media hasta las intoxicaciones con carbón forzaron al ser humano y los científicos a mejorar las formas con las que cocinar sus alimentos. Se dice que el primero en dar el paso definitivo para el perfeccionamiento del fogón fue Benjamín Thompson, Conde de Rumford, quien monto y desmonto su cocina hasta conseguir que el precio del combustible utilizado durante la cocción no superase el 1% del precio de la comida.

El fogón de hierro apareció en 1830, supuso un gran progreso que permitió concentrar la fuente de calor sobre una caja de hierro sin necesidad de ubicarla en una chimenea abierta. Una década después apareció la cocina (horno y fogón juntos). El problema era que seguía haciendo la función de estufa y chimenea y debían separarse debido al excesivo calor que provocaba. Para 1880, sobre todo en las zonas rurales, los fogones podían quemar además de carbón, gas o aceite. Se estaba cociendo un gran cambio.

estufas antiguas

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Las cocinas de gas se popularizaron a principios del siglo XIX  los primeros aparatos llevaban el nombre de sus inventores como Hicks quien fue el primero en patentar en 1831 un horno que usaba gas. Una década más tarde, Ricketrs mezcló el gas con el aire. A partir de ahí se sucedieron los inventos. En 1854, cuando el gas era todavía una novedad en las cocinas, el Sunday Times  pronosticó la desaparición del humo en los hogares y el ocaso de los inconvenientes del carbón gracias a ese nuevo combustible ya que el control del gas podía ser apagado cuando no se necesitaba.

Fueron en las Exposiciones Universales donde se dieron a conocer la gran mayoría de las nuevas estufas y hornos, tal es el caso de la Modernette en 1919 que utilizaba electricidad, de chapa metálica que resultaba más ligera y económica que las de hierro. El progreso, en la historia de la cocina, siempre ha ido de la mano de los combustibles. Aunque se conocía ya la cocina eléctrica y se alababan las ventajas del gas, después de la I Guerra Mundial, el fogón más popular era el mixto, que funcionaba alimentado por carbón y por gas en zonas diferentes.

Hasta los años treinta, el funcionamiento de estufas y hornos de gas y carbón fue lo que predomino hasta que se abarato el uso de la electricidad. En esas épocas el horno estaba ubicado en la parte de arriba de las cocinas. En 1915 apareció el regulador termostático del horno y a partir de ahí también cambio el diseño de las cocinas haciéndolas por módulos. Para 1930 las cocinas redujeron su tamaño y su presencia en la casa.

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La modernización llegó a la cocina de la mano de la electricidad. El diseñador Norman Bel Geddes fue el primero en proyectar una cocina de nivel único en 1933 para la Standar Gas Equipment Company y su sistema de paneles modulares marcó la base combinatoria del horno y los fogones modernos. Pero fue la progresiva mejora de los electrodomésticos lo que marcó la dirección de la evolución de la cocina. Aparecieron licuadoras, batidoras, trituradoras, cortadoras y hasta robots de cocina capaces de amasar, batir y preparar tartas y estofados. En la década de los setenta surgió una generación de electrodomésticos que ofrecía nuevos servicios: secadoras de ropa, hornos de microondas y fogones vitrocerámicos. A todas esas soluciones técnicas y estéticas que han contribuido a la paulatina evolución de la cocina, hoy se unen dos asuntos fundamentales: el ahorro energético y la respuesta a los cambios en la vida de los usuarios.

Así, un productor europeo como Buthaup intuyó que la aparición del microondas iba a convertir la cocina en la habitación del microondas y la cocinera en la operaria del nuevo electrodoméstico. Por eso su proyecto de cocina tipo I (1960), que presentaba una cocina convertida en espacio de paso de líneas aerodinámicas, no funcionó.

El reto energético, el aprovechamiento de nuevas energías, es una cuestión todavía por resolver para muchos fabricantes de electrodomésticos. Así en las nuevas cocinas conviven los hornos y los fogones alimentados por diversas fuentes de energía: el gas y la electricidad para optimizar la cocción de alimentos.

La opción entre reducción o extensión, la automatización de las tareas domésticas, el silencio y la discreción de los nuevos electrodomésticos, o los nuevos materiales para el mobiliario de cocina la han convertido en la habitación de la casa objeto de mayores inversiones. La transformación de la cocina en un lugar en el que los electrodomésticos propios de esta estancia conviven con otros como la radio, el teléfono, el televisor o el ordenador, ha convertido esta estancia en un centro de la vida doméstica. Por eso la preocupación por los combustibles y la preferencia por los modelos compactos y bien aprovechados se une la cuestión de la comodidad al tratar esta estancia como parte indisociable de la sala de estar de una casa.

Referencia bibliográfica: Todo sobre la casa, Anatxu Zabalbeascoa y Riki Blanco

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