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Tempe: Una ciudad fundada en el arte y la educación.

por Carlos Dragonné
Por: Carlos Dragonné

Lo he dicho hasta el cansancio: la educación es la punta de lanza y el único camino para que sobrevivamos como humanidad. Y eso tiene que ver con todos los espacios y aspectos de la vida. En el turismo no es diferente. No es lo mismo llegar a una ciudad viva que a una ciudad vibrante. Porque el concepto poético de «ciudad viva» es, incluso, hasta un poco innecesario e inútil, porque sólo los pueblos fantasmas están realmente muertos. Sin embargo, una ciudad vibrante no es tan común y, por ello, cuando aparecen en el itinerario hay que saber aprovecharlas al máximo. Y tratar de entender de dónde viene la fuerza que las mantiene latentes. Bienvenidos a Tempe.

Hemos estado dando vueltas por Arizona en los últimos días y llegar a Tempe es una bocanada de aire fresco por una simple razón: el arte. No me malentiendan: recordarán que en Phoenix hablamos del Musical Instrument Museum y todavía tengo que contarles lo que vivimos en Flagstaff, con experiencias históricas y científicas que hicieron del viaje algo increíble para recordar. Pero algo tiene Tempe que lo hace distinto.

Tempe

Y quiero quedarme un momento en la palabra «distinto», porque me habían dicho que cada ciudad tenía algo que la hacía única. Y les confieso que mi idea original fue que sonaba más a un slogan para vender el destino que a una realidad. Pero la cosa es que, al final de todo, sí hay un espíritu propio en cada una de las ciudades y en Tempe se siente la fuerza y la vibra de algo que siempre define la tonalidad de una ciudad: ésta es una ciudad universitaria. Y eso lo cambia todo.

Estamos en territorio Sundevil. Estamos en el hogar de Arizona State University y, por lo tanto, la diversidad cultural es un básico de cada calle, de los rincones donde el café fluye entre libros, bibliotecas, estadios, instalaciones deportivas y restaurantes que apelan a un mercado cambiante e itinerante. Por supuesto que Tempe tiene a su gente de toda la vida, esa que abre negocios y vive de la masa estudiantil que va cambiando cada año y que va dándole nueva base a la ciudad.

Y es ahí donde llega un evento como el Tempe Festival of the Arts, una reunión de artistas y proveedores locales que cierran las calles del centro de Tempe para ofrecer lo que tienen, desde sombreros para perros hasta esculturas de metal, pasando por cuadros, fotografías, jabones, productos frescos y una larga lista de cosas que terminaron en mi casa y culpables en un 90% de la necesidad de comprar una segunda maleta para mi vuelo de regreso.

Porque si algo me puede atrapar es la vida del artesano local. Y las librerías. Y la buena comida. Entonces, resulta que uno empieza a caminar por Tempe y descubre que hay un poco de todo eso y un poco más. La gente tiene la mente abierta como en cualquier ciudad que vive a través de la diversidad de un cuerpo estudiantil en constante cambio y evolución. Y, al mismo tiempo, la riqueza de la ciudad se ve multiplicada y aumentada conforme las nuevas propuestas van reclamando su espacio entre los grandes clásicos.

De ahí que tenga todo el sentido caminar y encontrar un cine clásico, donde cineastas independientes y amantes de películas viejas encuentran un bálsamo intelectual y de entretenimiento, junto a un local que parece una enorme bodega vacía pero que alberga el más novedoso espacio de juego de realidad virtual para quien decida cruzar la puerta. Todo esto bajo la mirada de una librería de ejemplares usados y viejos que ofrece joyas que me hacen apuntar en los pendientes del próximo viaje otra maleta, porque en este ya no cabe. Creo que es por ello que vale la pena viajar en tarifa business, porque mi backpack tuvo que albergar los libros que ya no cupieron en los 23 kilos permitidos de las maletas 1 y 2.

Pero no sólo es el Tempe Festival of the Arts, sino una ciudad que me abre las puertas de museos, exhibiciones de arte, actividades al aire libre y uno de los mejores espacios que confirman lo que les decía al principio del artículo. Bienvenidos al Tempe Center for the Arts.

Este espacio cumple con todo lo que los amantes de las expresiones artísticas puedan imaginarse, desde un escenario para el teatro emergente e independiente hasta una galería para artistas plásticos que tengan algo importante que mostrar y un teatro mucho más grande en donde conciertos o presentaciones de mayor aforo han llenado las emociones de quienes se sientan en las butacas.

El espacio construido a la orilla del río Salado, creado hace 10 años como una urgente necesidad de satisfacer la creciente expresión artística de una ciudad que se reinventaba y que buscaba una voz propia en el mayor escenario de las artes alberga hoy obras y conciertos para todo tipo de público pero, sobretodo, tiene esta declaración al mundo sobre la imperante necesidad de defender y mantener los espacios públicos abiertos a la mayor parábola de expresiones de los ciudadanos.

Y es que ahí es donde cae en cuenta lo que está pasando en Tempe. Una ciudad que igual alberga oficinas de Amazon y Microsoft que las instalaciones de una de las principales universidades de Estados Unidos. Una ciudad que deslumbra con amaneceres a escasos minutos del aeropuerto para darle la bienvenida a quienes habrán de ver el sol caer en un desierto que no duerme y que orgulloso levanta la voz de sus orígenes para contrarrestar hasta el discurso que parecía arrasar con el país vecino. No sorprende que Mark Mitchell, alcalde de Tempe, sea Demócrata. No imagino la defensa de la diversidad a través del arte desde el espectro político de la plataforma contraria.

Entonces, tras haber caminado por centros comerciales y una cena increíble en Four Peaks Brewing de la que les contaré en otro texto, regreso al hotel donde me hospedo en esta ciudad, un AC Hotel, nueva adquisición de Marriott que parece conquistar de manera imparable el mercado hotelero a nivel mundial. Desde la ventana de mi habitación alcanzo a ver Hayden Butte y las luces encendidas del Sun Devil Stadium. Estamos en los días de final de temporada y el último juego lo ganaron los Sun Devils contra el enorme rival: Arizona. Quizá es el romanticismo de darme cuenta que Tempe alza la voz en todos los tonos distintos y para gritar cuanto mensaje necesita, pero casi puedo escuchar el canto de Grana y Oro que aún resuena en las gradas.

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