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Reescribiendo las razones para viajar con Southwest.

por Carlos Dragonné

Por: Carlos Dragonné

Alguna vez un colega periodista me hizo la pregunta que suena más fácil de contestar y que, increíblemente, se va entrelazando con tantas respuestas que termina uno enredado en ideas que no sabía que tenía. Encontrar respuestas es, al final del día, la meta de todos los que nos dedicamos a la narrativa en cualquiera de sus formas. No siempre llegan, pero es bien sabido que lo apasionante no es la respuesta en sí, sino la búsqueda de la misma, de la misma manera que lo apasionante de Sísifo no es la llegada a la cima de la montaña, sino el camino del esfuerzo para subir. Si llegué o no a la respuesta es algo que no importa. Pero estos pasos valen bien el recuerdo perenne que se escribe. Me subí con Southwest y me fui a Houston.

La primera cosa que uno aprende en la vida es que hay tanto que desconoces que nunca podrás sentirte experto en nada, sino alguien en constante aprendizaje. Houston es esa ciudad que me sigue sorprendiendo en los rincones de diferentes barrios o, incluso, en las esquinas que antes creía conocer a profundidad. Y, como siempre, lo hace a través de la trascendencia que hace eco en las calles.

Volví a cruzar las puertas del Museum of Fine Arts gracias a la invitación de Southwest Airlines para venir por unos días a conocer los esfuerzos de conexión y crecimiento, sí, pero que me regresa a casa con testimonios que generan la diferencia entre hacer y ser como empresa y como parte de una comunidad. Lo que he encontrado en este nuevo viaje a una ciudad que continúo repitiendo es, por mucho, de las mejores formas de empezar el año que hubiera podido pensar.

Porque la comunidad es lo que nos hace sociedad. Y lo que hace que nuestra sociedad tenga un poco de sentido. Houston, una de las ciudades más vibrantes en términos artísticos demostró que las puertas siempre deben estar abiertas para todos. Y es que además de una pequeña muestra de David Levinthal, uno de mis fotógrafos favoritos, la exhibición Eye on Houston es de la que les quiero contar, porque se vincula con la razón por la que anduve allá.

Eye on Houston es una exhibición fotográfica en la que alumnos de preparatoria de la ciudad nos mostraron cómo ven la ciudad desde los lentes de sus cámaras. ¿Por qué es importante esta exhibición? Porque está abriendo las puertas de una de las instituciones artísticas más importantes de Estados Unidos a chavos de entre 12 y 16 años de edad, impulsando el alcanzar metas en el desarrollo artístico desde temprana edad, vinculando a la comunidad con el arte y la expresión artística con historias que cuentan el día con día de una ciudad desde la perspectiva de las generaciones que habrán de heredarla.

Y es cuando uno entiende que vamos un poco tarde en la tarea de darle voces a las nuevas generaciones de artistas e, incluso, cuando entendemos que es en la comunidad donde están las grandes historias por contarse. Entonces, cuando salgo del Museo tras haber recorrido un par de exhibiciones más, me siento a tomar un café y busco entender esa parte que es, para mí, fundamental en cuanto a abrazar las ciudades y resguardar los recuerdos. Y regreso a esa pregunta que me hicieron.

¿Por qué viajas?, me decía entre cafés y postres este colega que les comento. Y aquí es que entiendo que viajo para alimentarme de ideas, de historias y de personajes que las van construyendo . Viajo porque es la mejor forma de reconocernos en la mirada del otro, de escudriñar las expresiones que nos parecerían ajenas en el papel y que son, en realidad, parte de nosotros, personas que recortamos distancias no sólo a bordo de aviones sino a través de emociones. Entonces regreso la mirada a esas fotografías que te observan desde la belleza de la cotidianeidad retratada por los ojos de quienes, en medio de ésta, saben desenterrar las emociones que nos conectan. Y entiendo que tengo que llamarle a quien me hiciera esa pregunta, porque después de haber hecho este viaje, encontré una nueva razón a una larga lista de motivos para ponerle sellos al pasaporte: viajo porque en cada ciudad nueva o conocida, siempre hay quien rompe mi propia cotidianeidad para descubrirme en los ojos del de enfrente.

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