Por Elsie Méndez @sabormexico
Desde hace varios meses, por recomendaciones médicas, solo consumo tortillas de maíz nixtamalizado, es decir, no puedo comer tortillas hechas con harina procesada o de cualquier tortillería, sus componentes y forma de elaboración, afectan a personas que como yo, tenemos que comer alimentos lo menos procesados industrialmente posible. Así las cosas, un día le pregunte a la Epi (Epifania para los que no la conocen y es la persona que nos ayuda en los quehaceres de la casa) si ella sabia donde podía conseguir tortillas de maíz nixtamalizado en el pueblo donde ella vive y me contesto “Pues nosotros comemos esas tortillas de la milpa todos los fines de semana, allá en el pueblo no hay de otras, ¿Quiere que le traiga?»
Es increíble que en la ciudad más grande del mundo sea casi imposible poder conseguir tortillas que no sean hechas con harina procesada, salvo ciertos restaurantes como Nicos en Azcapoltzalco, y alguno que otro por ahí que me cuenta (más no me consta), la gran mayoría ofrece tortillas hechas a mano, pero con harina procesada. Nixtamalizar se ha vuelto un lujo que no todos quieren ofrecer.
Chinanpas
Todo esto me puso a pensar en lo mucho que han cambiado nuestras costumbres y lo importante que es que tomemos conciencia de que es no solo debemos conservarlas, también apoyarlas. Vivir en una ciudad como el Distrito Federal, donde con solo alzar el teléfono uno puede recibir en casa desde las compras para la despensa hasta comida a domicilio con infinidad de opciones, ya no hablemos de buenas o malas, ha cambiado tanto nuestra forma de vida y lo que consumimos, que a veces pienso que tanta modernidad solo provoca perder nuestra identidad. Conozco a tan poca gente cercana a mi círculo que va al mercado, creen que ir al mercado sobre ruedas es lo mismo cuando no es así, porque ni ahí platican con el marchante, dejan su lista en cada puesto y luego regresan solo para pagar y llevarse sus bolsas de plástico repletas de comida. Eso de escoger cada jitomate o cebolla lo hacen cuando van al supermercado porque no les queda de otra, pero ya les digo que hasta ese servicio dan estas tiendas. Y muchos otros que se jactan de comer solo productos muy sanos, compran de estos nuevos servicios que venden productos orgánicos, pensando que realmente están apoyando al campo, cuando no es así.
Cuando el lunes pasado le pregunté a Epi que porque no me había traído mis tortillas me contesto que no habían tenido tiempo de ir a La Milpa porque habían tenido que forrar muchos libros de sus hijos. ¿Tienen milpa? ¿De quien es la milpa? Cuéntame más sobre eso, hace mucho que no veo una milpa, y la Epi ni tarda ni perezosa, mientras le movía a los frijoles y revisaba que la carne con quelites no se le quemara (que también trajo de su milpa), se dio a la tarea de darme todos los detalles de la suya, la de su mamá y del resto de su familia.
Por lo general la gente confunde La Milpa como un sembradío exclusivamente de maíz cuando en realidad es un modo de vida que existe desde la época precolombina. Los mesoamericanos crearon un sistema de cultivo de policultivo en el que se realizan cosechas variadas en un solo espacio. La Milpa es un baluarte que se reconoce en todo el mundo como un regalo a la eco agricultura de parte de los mexicanos. Gracias a La Milpa se han dado origen a decenas de plantas cultivadas que hoy en día son pilares de la alimentación mundial.
La Tríada Mesoamericana, es como se le conoce a las plantas que tradicionalmente integran a La Milpa Maíz, Frijol y calabaza, pero La Milpa se enriquece de muchas otras plantas y hasta animales, dependiendo de la zona o región del país, por ello en una milpa se pueden encontrar también chiles, quelites, miltomates, plantas medicinales. La Milpa se maneja de acuerdo al entorno ecológico y cultural de cada región y se complementa y enriquece con cultivos locales intercalados con el maíz, tal es el caso del amaranto y la jamaica entre muchas otras plantas.
Chinanpas aztecas
Alguna vez hablando con expertos en antropología social, e historia de la gastronomía mexicana entre muchas otras cosas que han estudiado, me explicaban que La Milpa es tan benéfica que las plantas que la conforman tienen la capacidad de darnos todos los elementos que el ser humano necesita para llevar una dieta sana y balanceada porque combinándolos se crean proteínas, minerales, vitaminas que con los monocultivos no es posible. Además, La Milpa tiene sistemas biodiversos y agroecológicos que producen diversidad de alimentos y proporcionan beneficios incontables para el ambiente, la biodiversidad y la organización social en el trabajo agrícola.
Tal vez parezca muy difícil el pensar en poder adquirir productos directos de una milpa, pero si somos capaces de ir a un lugar solo porque esta de moda aunque nos tome horas llegar ahí desde nuestra casa, porque no hacer un pequeño esfuerzo y al menos una vez al mes y al mercado local y preguntar quien por ahí vende algo que trajo directo de su milpa, sobre todo en el interior del país la tienen más fácil, y darse una vuelta por Milpa Alta o Xochimilco no es una locura si pensamos en todos los beneficios que para nosotros y nuestra familia tiene.
Yo por mi parte soy inmensamente afortunada al tener a Epi, quien cada lunes me llega con una sorpresa, ya sean hongos de yema que en el DF los venden carísimos y ella los recolecta atrás de su casa, o quelites (esos si me cuesta más trabajo convencerla porque se tiene que meter al monte) o flores de calabaza, frijoles y sobre todo mis amadas y adoradas tortillas, que le advertí a la doctora, podía quitarme todo, menos el placer de un taco con frijoles de la olla y salsa molcajeteada de la Epi, que tanto adoro.
Bibliografía La Milpa Baluarte de nuestra biodiversidad UNAM
