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Brix: Una cocina que encierra la localidad de Arizona.

por Carlos Dragonné
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Por: Carlos Dragonné

Descubrir nuevas ciudades que nunca habían estado en el radar siempre es una odisea interesante, porque todo empieza a ser nuevo y sorprendente. Amante de los viajes y los lugares gastronómicos, salir de Phoenix, Tempe y Scottsdale para agarrar carretera al norte sonaba como una buena aventura, así que no dudé, me trepé al coche rentado en Budget Rent-a-Car y me aventuré a dejar atrás el atardecer de Arizona para llegar justo a tiempo a la hora de la cena. Bienvenidos a Flagstaff. El menú de hoy se sirve en Brix.Brix Flagstaff

Cuando llegas a Flagstaff pareciera que estás en otro estado completamente distinto. Conforme vas subiendo altura en la carretera el clima comienza a cambiar y toda la vegetacion alrededor de ti te declara que estás saliendo del desierto para adentrarte en el Coconino National Forest, donde los pinos ponderosa y el frío de este invierno que está tardando en llegar a Arizona igual te reciben con una temperatura de 2 grados centígrados.

Sin detenernos en el hotel antes, decidimos agarrar camino hacia San Francisco Street, en pleno centro de Flagstaff y por un camino que utilizaríamos todos los días durante nuestra estancia en la ciudad: la histórica ruta 66, meta soñada de cuanto viajero amante de los road trips conozco. Así llegamos al centro de un destino que habría de sorprenderme en más de una ocasión.

Brix Flagstaff

Brix, como muchos otros lugares que se llevan las palmas, no hace grandes alardes en su ubicación. A unas cuadras del centro neural de esta ciudad STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics), Brix es un hermoso contraste en lo que podemos definir como la innovación que se vive en este destino día con día, sede del campus de Northern Arizona University en el que se deciden, entre otras cosas, las coordenadas a las que el Mars Rover irá en el planeta rojo. Sí… así de grande es la tecnología y la ciencia en esta ciudad.

Y, sin embargo, Brix es un regreso a lo básico. Un homenaje a las bases de nuestra humanidad a través de la comida y la cocina sustentable, más allá de las declaraciones mercadológicas. Este lugar se asume como local y amante de lo local en un estado que tiene muchísimo que ofrecer para el viajero culinario. Y tuvimos suerte porque no es exactamente un lugar que tenga espacio, pero creo que llegamos en el día adecuado.

Un poco oscuro para mi gusto pero entiendo el look enteramente cuando veo la carta, un diseño que habla de autenticidad y de cocina real, más allá de la búsqueda incesante de las estrellas, los premios y los absurdos titulares de los medios especializados, Brix lo que busca es llevarnos a esa casa imaginaria del cocinero detrás de este concepto.

Y el concepto es lo que encierra todo el menú. Una declaración, como les comento, de sustentabilidad, de contacto con productores locales, de regresar a la tierra lo que la tierra le ha dado a este lugar y, entonces, el mensaje de ciclo sobre la cocina y los ingredientes toma fuerza. Hay una mente preocupada por la huella que dejamos en el fondo de la cocina, pensando en proyectos de agricultura responsable, osmosis invertida para el agua, creación de composta, reducción de merma y desperdicio. Vaya, un paso más adelante -o varios- de un simple asunto de «ecológicamente responsable».

Entonces llega el primer platillo, una sencilla tabla de quesos y carnes frías que me envuelve en sabores de quesos artesanales de Arizona, una frase que no pensaba que fuera posible hasta este momento, con su origen en Proper Meats + Provisions, otro de los negocios de los dueños de este espacio, lo que termina por cerrar el ciclo.

A partir de aquí es una odisea que nos recuerda que, por mucho, la sencillez de la cocina está en la grandilocuencia del producto y la calidad insuperable de lo que mandas a la mesa. Por eso intento el mayor esfuerzo por llevar al máximo mi apetito cuando veo un Pork Belly con Polenta y Arándano, un Cavatelli con Salchicha Calabrese, Hongos Rostizados y Almendras, una Pechuga de Pato con Costra de Café y una Chuleta de Cerdo con un Puré de Calabaza Mantequilla, Zanahorias y Kale. ¿Qué pedí? Pedí todo lo que están leyendo arriba, además de un vino y un Creme Brulee para cerrar la noche.

Hablar de los sabores y texturas de una cocina perfectamente ejecutada sería redundar sobre lo ya mencionado, pero Brix es uno de esos espacios que definen a una ciudad y que delinean lo que un viaje de descubrimiento de un destino va a ser. Sin embargo, deja una lección mientras cruzo las puertas y salgo tras una cena espectacular que se basa en el ingrediente y que vuelve a los orígenes de una cocina honesta y auténtica, sin conceptualización absurda o intentos de reinvención de platillos. Este lugar, como la ciudad que lo alberga, guardan el secreto de saberse únicos en un estado que asociamos con muchas otras cosas y que, sin estar escondido, simplemente está a la espera de que lo descubramos. Así regreso a la calle y al frío de un invierno que no sabía que existía en Arizona, pero con la calidez de una cena que ha marcado el rumbo de lo que van a ser los próximos días.


Nuestra lista de qué hacer en Arizona la pueden ver aquí.

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